El comercio entre España y América se insribe en el marco del merantilismo. Por ello es necesario primero saber de que se trata esto para después ver las características partculares de ese comercio.
EL MERCANTILISMO.
Se designa como Mercantilismo a la doctrina y prácticas económicas
de la mayoría de los estados nacionales europeos, durante el período
que transcurre del siglo XV al siglo XVIII. Su finalidad era el fortalecimiento de la nación a través de la adquisición de metales preciosos, ya sea con la explotación de minas propias, o la venta de mercaderías al exterior. Sólo le interesa la grandeza del reino. Por esta razón el Estado intervino en todos los aspectos de la vida económica.
Esta política se asienta sobre una serie de principios básicos:
- la riqueza de un país se basa en la cantidad de metales preciosos que posee;
- conviene comprar poco y barato, y vender mucho y caro, es decir, tener una balanza comercial favorable.
- la producción nacional debe ser protegida por el Estado, poniendo fuertes impuestos a los artículos importados.
- el Estado, además, regula el volumen, la calidad y la cantidad de la producción. Es un estado intervencionista, mediante leyes proteccionistas defiende la producción nacional de la competencia extranjera.
- Aplicación del mercantilismo: cada país puso el acento en un aspecto particular del esquema general.
-Francia se puso el énfasis en las manufacturas.
-Inglaterra, Holanda, y Portugal, el mercantilismo tuvo como base el comercio exterior.
-España, los metales preciosos fueron los objetivos de su política mercantilista.
Los países europeos aplicaron a sus colonias el monopolio, es decir, sólo podían comerciar con la metrópoli, producir materias primeras y comprarle productos manufacturados. La creación de imperios coloniales le proporcionaron a los reyes grandes riquezas, utilizadas para equipar ejércitos y flotas, con lo que aumentó el poder política.
Sistema de Flotas y Galeones
En los primeros tiempos de expediciones, donde cada armador o
comerciante organizaba por su cuenta dichas embarcaciones; pero el
contrabando y los piratas obligaron a las autoridades españolas, Felipe
II de España, hijo de Carlos I, a formar flotas compuestas por varias
naves artilladas que navegaban juntas. A partir de 1573 este sistema de "flotas y galeones"
se volvió obligatorio y oficial y todo navío debía ir o regresar de
México formando parte de la flota bajo pena de sanciones si no cumple
dicha propuesta.
Cada año se equipaban en Sevilla dos flotas: una con destino a Veracruz (México), denominada "flota de Nueva España" y la otra a Portobelo (Panamá), llamada "flota de Tierra Firme" de la que partían algunas naves para Cartagena y Caracas.
Los comerciantes del Río de la Plata iban a proveerse a Potosí, pasando
por Jujuy, Salta y Córdoba. Llegan después de larga peregrinación, muy
recargados sobre su valor primitivo.
Poco tiempo después de la llegada de los galeones, los comerciantes de
la América del Sur llevaban sus productos a Portobelo, para ser
cambiados allí por los artículos manufacturados. En este último puerto
la flota esperaba las mercaderías, que a lomo de mula atravesaban el
istmo de Panamá, punto en donde la Armada del Mar del Sur había dejado
los productos recogidos en Valparaíso, Callao y Guayaquil.
Portobelo era, pues, el emporio del comercio sudamericano. Ambos
convoyes cargados con esmeraldas de Nueva Granada, perlas de Margarita,
tabaco, cacao, etc. de Venezuela, minerales de Nicaragua, metales
preciosos del Perú y de México y sus respectivas flotas defensoras,
volvían a Cádiz.
El cargamento de los buques se efectuaba en España, por comerciantes de Sevilla y Cádiz, con la intervención de la Casa de Contratación,
la que indicaba qué artículos y qué cantidad debían embarcarse; los
productos que de retorno debían llevar y las escalas que tenían que
hacer.
En Portobelo, Panamá y Potosí se efectuaban ferias anuales que duraban
de 30 a 40 días y allí se llevaban los productos de las minas, la
vainilla, el palo de campeche, quinina, cueros, sebos y cereales para
cambiarlos por productos procedentes de España.
El Monopolio Mercantilista
A menudo se ha llamado a este sistema monopolio comercial. Fue monopolio
en el sentido de que España era el único vendedor y el único comprador,
según lo pedían las doctrinas estatistas de los teóricos del
mercantilismo (que valoraba como sinónimo de riqueza la posesión de
metales preciosos).
Contra ese único comprador y vendedor protestaban los países con
mercantilismo de flotas y fletes, como Inglaterra y Holanda
Ventajas para España
El sistema le permitió un efectivo contralor del comercio con los reinos
de Indias, gracias al sistema de flotas y al régimen de puerto único.
Inconvenientes para España
Agudizó el ingenio de los contrabandistas, no sólo ingleses y
holandeses, sino también españoles. Incluso las autoridades se mezclaban
en dicha actividad. El contrabando, resultó siempre un magnífico
negocio en perjuicio de la Corona.
Inconvenientes para América
El encarecimiento de los productos en zonas distantes a los puertos
donde llegaba la flota. Debido a la cantidad de intermediarios por los
que pasaban, los productos en las zonas más australes del continente
podían salir muchas veces más caras que en el Caribe y zonas aledañas.
También, el desabastecimiento, debido a que muchos de los productos que
traían los barcos se perdían o pudrían en el trayecto.
El contrabando
El régimen español de los siglos XVI y XVII y la prohibición impuesta a
los extranjeros de comerciar con las posesiones americanas, trajeron
como consecuencia el contrabando o comercio clandestino que no pagaba
derechos aduaneros, violaba y defraudaba al fisco español.
Los ingleses, portugueses y holandeses introducían toda clase de géneros
a las colonias americanas. Por razones políticas España permitió que
Francia pudiera comercializar con el Perú, permiso aprovechado por los
franceses para introducir en Lima toda clase de mercaderías. En el Río
de la Plata, muchas embarcaciones procedentes de Sevilla se detenían en
el Brasil, para cargar allí los géneros e introducirlos luego en Buenos
Aires. Otras veces las naves penetraban en el estuario del Río de la
Plata y pasaban a los barcos españoles su cargamento, en retorno de los
frutos del país que éstos cargaban clandestinamente. Colonia del
Sacramento y Las Antillas, fueron focos de contrabando
con Hispanoamérica. Estas posesiones españolas fueron utilizadas por
Inglaterra, Francia, Holanda y Portugal para evadir el comercio español.
Intentando eliminar estos "abusos del contrabando", los comerciantes de
Cádiz fueron autorizados para enviar buques de registro a parte del
sistema de galeones. Esta medida fue utilizada para el Río de la Plata
que pudo obtener los artículos europeos en más abundancia y menor
precio.
Corsarios y piratas
Los corsarios y piratas, generalmente ingleses, franceses y holandeses,
se organizaron para atacar las flotas españolas y apoderarse de las
riquezas y mercaderías que transportaban.
Los corsarios actuaban cuando su país mantenía guerra con España. El
botín capturado se repartía correspondiendo una parte al Estado. Sus
actividades cesaban al declararse la paz. Los piratas operaban en todo
tiempo, por cuenta propia y se distribuían entre sí el producto. Su
centro estaba en la isla Tortugas, al norte de Haití, desde donde se
desplazaban, durante los siglos XVII y XVIII, por el mar de las
Antillas.