Se entiende por Reforma Religiosa a la gran revolución religiosa del siglo XVI en la Iglesia cristiana, que terminó con la supremacía eclesiástica del Papa en el mundo católico y propició la instauración de las iglesias protestantes. La Reforma, alteró por completo el modo de vida de la Europa occidental y explica uno de los procesos que dan inicio a la historia moderna. Aunque el movimiento data de principios del siglo XVI, cuando Martín Lutero desafió la autoridad papal, las circunstancias que llevaron a esa situación se remontan muy atrás y conjugan complejos elementos doctrinales, políticos, económicos y culturales.
ANTECEDENTES DE LA REFORMA RELIGIOSA
A partir de la revitalización del Sacro Imperio romano por Otón I en el año 962, los papas y emperadores se vieron involucrados en una continua contienda por la superioridad de poder. Este conflicto concluyó, a grandes rasgos, con una victoria para el papado, pero creó profundos antagonismos entre Roma y el Imperio germánico que aumentaron durante los siglos XIV y XV debido a un mayor desarrollo del sentimiento nacionalista alemán. Por otra parte la aplicación de impuestos papales y por la arrogancia de los delegados eclesiásticos, impulsó que el resentimiento en contra de la Iglesia se extendiera a otras zonas de Europa.
El reformista inglés del siglo XIV John Wycliffe atacó con audacia al propio papado, arremetiendo contra la venta de indulgencias, las peregrinaciones, la excesiva veneración a los santos y los bajos niveles morales e intelectuales de los sacerdotes.
Para llegar a la gente común, tradujo la Biblia al inglés y comenzó a predicar en inglés, en lugar de hacerlo en latín. Sus enseñanzas se extendieron a Bohemia, donde encontraron un fuerte partidario en el reformista religioso Jan Hus. La ejecución de Hus por herejía en 1415 desencadenó de inmediato el estallido de rebeliones religiosas. Estas luchas fueron precursoras de la guerra civil religiosa en Alemania en la época de Lutero. En Francia, en 1516 un concordato entre el rey y el papa puso a la Iglesia francesa, de forma sustancial, bajo la autoridad real. Los concordatos firmados con otras monarquías nacionales también prepararon el camino para la aparición de iglesias nacionales autónomas.
Ya en el siglo XIII, el papado se había hecho vulnerable a los ataques y reproches de los reformistas debido a la codicia, inmoralidad e ignorancia de muchos de sus miembros en todas las esferas jerárquicas. Las extensas posesiones de la Iglesia, libres de impuestos estimularon la envidia y el resentimiento por parte del campesinado pobre. La llamada cautividad de los Papas en Avignon durante el siglo XIV y el consiguiente Gran cisma provocaron graves daños en la autoridad de la Iglesia y dividieron a sus partidarios en seguidores de uno u otro Papa. Los miembros de la Iglesia reconocieron la necesidad de una reforma; se debatieron ambiciosos programas que proponían la reorganización de la totalidad jerárquica en el concilio de Constanza, desde 1414 a 1418, pero ningún programa consiguió el apoyo de la mayoría y no se instituyeron cambios radicales en esta época.
El humanismo privó a los líderes de la Iglesia del monopolio sobre el aprendizaje que antes habían ostentado. Los eruditos humanistas evaluaron de forma crítica las traducciones de la Biblia y otros documentos que eran la base del dogma y de la tradición de la Iglesia. La invención de la imprenta con tipos de metal móviles, incrementó en gran medida la circulación de los libros y extendió las ideas de renovación espiritual por toda Europa. Los humanistas, también, aplicaron nuevas normas a la evaluación de las prácticas de la Iglesia y al desarrollo de un conocimiento más preciso de las Escrituras. Estos estudios eruditos sentaron las bases sobre las que el teólogo Martín Lutero y el reformista Calvino reivindicaron que la única autoridad religiosa posible era el juicio individual aplicado al estudio de la Biblia.
La Reforma fue la culminación de un proceso de disgregación de la Iglesia cristiana, asimismo, la Reforma fue favorecida por la nueva mentalidad del humanismo y el renacimiento, el espíritu crítico que éstos habían introducido y la necesidad de una nueva forma de religiosidad acomodada a los sentimientos de la cristiandad occidental. El factor desencadenante fue la predicación de indulgencias eclesiásticas para la construcción de la basílica de San Pedro en Roma, que motivó la rebeldía de Martín Lutero.
MARTIN LUTERO
MARTÍN LUTERO
. En Augsburgo, Melanchthon redactó una profesión de fe que, aprobada por Lutero, se convirtió en la doctrina oficial del protestantismo (1530). Pasó los últimos años de su vida luchando contra los adversarios de su doctrina. Entre sus escritos destacan el Manifiesto a la nobleza cristiana de Alemania, La cautividad de Babilonia y De la libertad del cristiano, publicados en 1520, que junto al Catecismo (1529) y la ya citada Confesión de Augsburgo (1530) componen la base doctrinal de la Iglesia protestante
LUTERANISMO
principal movimiento protestante, encabezado por Martín Lutero en el siglo XVI, se desarrolló a partir de la creación de iglesias independientes nacionales y territoriales, precipitando así la ruptura de la unidad Del cristianismo occidental.
Lutero deploraba el término luterano, y en un principio esta comunidad se llamó Iglesia evangélica de la Confesión de Augsburgo o Iglesia evangélica.
Doctrina
El luteranismo proclama la autoridad definitiva de la Palabra de Dios (según aparece en la Biblia) en materias de fe y vida cristiana, y señala a Cristo como la clave para la comprensión de la Biblia.La salvación, según la doctrina luterana, no depende del mérito o de la virtud de los hombres sino que es un regalo inmerecido de la gracia soberana de Dios. Todos los seres humanos son considerados pecadores y a consecuencia del pecado original son esclavos del mal e incapaces, por esa razón, de contribuir a su liberación (doctrina del mal radical). Los luteranos sostienen que la fe, es la única forma apropiada que los individuos tienen para responder a la iniciativa de salvación por parte de Dios. De esta forma la "salvación sólo por la fe" se convirtió en el característico y polémico estandarte del luteranismo. Sus adversarios sostenían que esta opinión no hace justicia a la responsabilidad cristiana de practicar buenas obras, aunque los teólogos luteranos respondieron que la fe debe hallarse viva en el amor y que las buenas obras emanan de la fe igual que un buen árbol produce buenos frutos, la Biblia se consideró desde el principio el núcleo fundamental del culto luterano mientras que los sacramentos quedaron reducidos de los siete tradicionales al bautismo y a la eucaristía porque según la interpretación luterana de las Escrituras sólo estos dos fueron instituidos por Cristo. El culto se celebraba en la lengua del pueblo (no en latín, como había sido la tradición católica) y se destacaba la predicación en el oficio divino. El luteranismo no cambió de forma radical la estructura de la misa de la edad media, pero la utilización de las lenguas nacionales realzó la importancia de los sermones, que se basaban en la exposición de las Escrituras y asimismo estimuló la participación comunitaria en el culto, en especial a través del canto de la liturgia y de los himnos. El propio Lutero colaboró a ella escribiendo himnos que se hicieron populares.
El luteranismo insiste en la práctica tradicional del bautismo infantil como un sacramento porque la gracia de Dios ilumina al recién nacido.
Para el luteranismo los santos no constituyen una clase superior de cristianos sino que también son pecadores salvados por la gracia a través de la fe en Jesucristo; todo cristiano es a la vez santo y pecador. La misión de pastor posee un valor especial en el luteranismo basado en una llamada de Dios y con la aprobación de una congregación de cristianos. A diferencia de los sacerdotes católicos romanos, la clerecía luterana puede contraer matrimonio.
EXPANSIÓN DEL LUTERANISMO
La evolución inicial del luteranismo estuvo influida de un modo extraordinario por los acontecimientos políticos. A pesar del Edicto de Worms (1521), que prohibía la actividad de los luteranos, el movimiento continuó extendiéndose. En 1530 el erudito alemán y reformista religioso Melanchthon concibió un estatuto conciliatorio de los dogmas luteranos, conocido como la confesión de Augsburgo, que fue sometida al emperador Carlos V y a la facción católica. El movimiento reformista se extendió vertiginosamente entre el pueblo. Alemania se había dividido, de forma inapelable, por motivaciones religiosas y económicas. Aquellos que estaban más interesados en preservar el orden tradicional, como el emperador, algunos príncipes y el alto clero, apoyaron a la Iglesia católica. El luteranismo estaba apoyado por los príncipes del norte de Alemania, el bajo clero, los comerciantes y amplios sectores del campesinado, quienes aprovecharon la situación como una oportunidad para obtener una mayor independencia tanto de las esferas religiosas como de las económicas. Siguieron intermitentes guerras religiosas que concluyeron con la Paz de Augsburgo (1555), acuerdo donde se estipulaba que la religión del gobernante de cada territorio dentro del Sacro Imperio romano tenía que ser la religión de sus súbditos, autorizando de un modo efectivo así a las iglesias luteranas y reconociendo además a los príncipes territoriales como primados de sus respectivas iglesias.
El luteranismo, por entonces la religión de cerca de la mitad de la población alemana, consiguió al final el reconocimiento oficial y así, el antiguo concepto de una comunidad cristiana unida en el terreno religioso en Europa occidental bajo la suprema autoridad del Papa fue desbancado.
En los países escandinavos, la Reforma tuvo lugar de forma pacífica a la vez que el luteranismo se extendía hacia el norte desde Alemania. Las monarquías de Dinamarca y Suecia patrocinaron el movimiento reformista y rompieron por completo con el papado.
EL CALVINISMO
En suiza , el Luteranismo, tomó forma de una Iglesia inspirada en la exposición teológica y bíblica de Juan Calvino, teólogo protestante francés que huyó de la persecución religiosa en su país y estableció una concepción cristiana mas rigurosa, con características de Teocracia .
ANTECEDENTES
El temprano movimiento reformista suizo, contemporáneo a la Reforma en Alemania, fue conducido por el pastor suizo Ulrico Zuinglio, quien se hizo famoso en 1518 por su vigorosa denuncia de la venta de indulgencias. Zuinglio expresó su oposición a los abusos de la autoridad eclesiástica mediante sermones, conversaciones en la plaza del mercado y disputas públicas ante el ayuntamiento de la ciudad. Como hicieron Lutero y otros reformistas, Zuinglio consideraba la Biblia la única fuente de autoridad moral y se esforzó por eliminar todo lo que el sistema católico no tuviera sustento en lo ordenado por las Escrituras. Bajo su liderazgo, en Zürich, desde 1523 a 1525, se quemaron reliquias, se abolieron las procesiones, así como la adoración a las imágenes y a los santos, se liberó a los sacerdotes y monjes de sus votos de celibato y la misa fue reemplazada por un servicio eucarístico más sencillo. Estos cambios, mediante los que la ciudad se rebeló contra la Iglesia católica, fueron realizados adoptando medidas legales mediante votaciones del ayuntamiento de Zürich. Los principales defensores de estas innovaciones, los comerciantes, expresaron así su independencia de la Iglesia romana y del Imperio germánico. Otras ciudades suizas, como Basilea y Berna, adoptaron reformas análogas, pero el campesinado conservador de los cantones de los bosques se mantuvo fiel al catolicismo. Al igual que en Alemania, la autoridad del Gobierno central era demasiado débil para reforzar la conformidad religiosa y prevenir la guerra civil. El catolicismo prevaleció en las regiones montañosas del país y el protestantismo en las grandes ciudades y valles fértiles. Esencialmente, esta misma división persiste hoy en Suiza.
En la generación que sucedió a la de Lutero y Zuinglio, la figura dominante de la Reforma fue Calvino, el teólogo protestante francés que huyó de la persecución religiosa en su país, y en 1536 se estableció en la nueva e independiente República de Ginebra. Calvino lideró la estricta instauración de las medidas de la Reforma Religiosa e insistió en promulgar nuevas reformas, la enseñanza del catecismo y la confesión de fe de los niños, el establecimiento de una severa disciplina moral en la comunidad por parte de pastores y miembros de la Iglesia junto con la excomunión de pecadores notables. Aunque la Iglesia y el Estado estaban oficialmente separados, lo cierto es que cooperaban de forma tan estrecha que Ginebra era de hecho una teocracia. Para reforzar la disciplina de la moral, Calvino instituyó una rígida inspección de conducta familiar y organizó un consistorio, compuesto de pastores y legos, con grandes poderes sobre la comunidad. El vestido y comportamiento personal de los ciudadanos estaban prescritos hasta el más mínimo detalle; bailar, jugar a las cartas, a los dados y otras diversiones quedaron prohibidas; la blasfemia y la obscenidad fueron castigadas con severidad. Bajo este rígido régimen los inconformistas fueron perseguidos e incluso condenados a muerte, como fue el caso del humanista español Miguel Servet, natural de Zaragoza. Para animar a la lectura y comprensión de la Biblia, se proporcionó a todos los ciudadanos una educación elemental. Mucho más que cualquier otro reformista, Calvino organizó socialmente las diversas interpretaciones del pensamiento protestante en un sistema claro y lógico. La difusión de sus obras, su influencia como pedagogo y su gran habilidad para estructurar la Iglesia y el Estado en términos reformistas despertaron la atención internacional e imprimieron a las Iglesias reformistas de Suiza, Francia y Escocia, una estampa con un profundo sello calvinista, tanto en la teología como en lo tocante a su organización.
Muchos calvinistas franceses, educados en Ginebra por Calvino, regresaron a Francia antes de 1567 para ganar seguidores al protestantismo. En 1559, los delegados de 66 iglesias protestantes en Francia se reunieron en un sínodo nacional en París para redactar una confesión de fe y una regla disciplinaria basadas en las puestas en práctica en Ginebra.
De ese modo se organizó la primera Iglesia nacional protestante de Francia; sus miembros fueron conocidos como hugonotes. A pesar de todos los esfuerzos para suprimirlos, los hugonotes se convirtieron en una comunidad gigantesca y la división del país entre facciones protestantes y católicas llevó a una serie de guerras civiles (1652-1698). Uno de los capítulos más notables de esta lucha fue la masacre de la noche de San Bartolomé, en el que fueron asesinados un gran número de protestantes. Bajo el protestante Enrique IV, rey de Francia, los hugonotes triunfaron durante un corto periodo, pero en vista de que más de una novena parte de los franceses seguían siendo católicos, el rey pensó en la necesidad urgente de convertirse al catolicismo y afianzarse en el trono. Sin embargo, protegió a sus seguidores hugonotes, publicando en 1598 el Edicto de Nantes, que garantizaba a los protestantes cierto grado de autonomía. El edicto fue revocado en 1685 y el protestantismo fue de hecho erradicado del país.
El protestantismo fue bien acogido en los Países Bajos por la burguesía que se había desarrollado durante la edad media. El emperador Carlos V, con mayor poderío militar en este territorio que en los Estados germánicos, intentó frenar la expansión de las doctrinas protestantes quemando en las plazas públicas los libros de Lutero y estableciendo la Inquisición en 1522. Sin embargo, estas medidas no tuvieron éxito, y hacia mediados del siglo XVI, el protestantismo tuvo un firme asidero en las provincias del norte; las provincias del sur (ahora Bélgica) permanecieron, de forma predominante, fieles al catolicismo. La mayoría de los holandeses se unieron al calvinismo, que sirvió para afianzar su nacionalismo contra sus dirigentes católicos españoles. Se rebelaron en 1568 y la guerra continuó hasta 1648, cuando España abandonó todas sus exigencias sobre el país tras la Paz de Westfalia. Las provincias del norte, denominadas Provincias Unidas se convirtieron entonces en un Estado protestante independiente.
En Escocia como en otros países, la Reforma surgió entre algunos sectores de la población ya hostiles a la Iglesia católica. El clero católico fue desacreditado de forma general por el pueblo y las doctrinas de John Wycliffe siguieron prevaleciendo. Los mercaderes y la pequeña nobleza se mantuvieron muy activos para continuar con la reforma religiosa, que sirvió también como vehículo para conseguir la autodeterminación nacional y la independencia de Inglaterra y Francia. En consecuencia, el protestantismo se expandió con rapidez a pesar de las medidas represivas de la monarquía procatólica de Escocia. El primitivo movimiento religioso reformista, se halló de pronto bajo influencia luterana. La verdadera revolución, conseguida bajo el liderazgo del reformista religioso John Knox, discípulo ardiente de Calvino, implantó el calvinismo como la religión nacional de Escocia. En 1560, Knox persuadió al Parlamento escocés para que adoptara una confesión de fe y un libro disciplinario siguiendo el modelo establecido en Ginebra. Con posterioridad, el Parlamento creó la Iglesia presbiteriana escocesa y proporcionó fondos para su gobierno, que se sustituyó mediante sesiones de un kirk local (iglesia en escocés) y mediante una asamblea general que representaba a las iglesias locales de todo el país. María, la reina católica de los escoceses, intentó desbancar a la nueva iglesia protestante, pero después de una lucha de siete años, ella misma se vio obligada a abandonar el país. El calvinismo triunfó en Escocia excepto en unos pocos distritos del norte, donde se impuso con fuerza el catolicismo, en particular entre las familias nobles.
EL ANGLICANISMO
La revuelta inglesa contra Roma se diferenciaba de las insurrecciones de Alemania, Suiza y Francia, pues aquí el movimiento reformista no fue desarrollado por planteamientos teológicos ni por un teólogo.
Enrique Vlll era un ferviente católico y escribió un libro en el que atacaba las doctrinas de Lutero. El Papa León X le recompensó con el título de "Defensor de la Fe", que los monarcas ingleses han conservado desde entonces aunque la realidad lo ha tornado grotesco, al menos desde el punto de vista papal. Pero Enrique se enfrentó a un terrible problema dinástico. Comprendió que precisaba un hijo que asegurara la sucesión, y Catalina de Aragón sólo había tenido una hija que sobreviviera a la infancia: María (1516-1558). No era probable que Catalina tuviera más hijos. Seis años mayor que Enrique, en 1527 contaba 42 años. Además, Enrique se había enamorado de una joven llamada Ana Bolena (Anne Boleyn, 1507-1536), y deseaba casarse con ella para que le diera un hijo legítimo. (Tuvieron uno ilegítimo, pero a Enrique no le pareció adecuado.) Necesitaba, pues, divorciarse de Catalina de Aragón, para lo que buscó el apoyo de su canciller (el equivalente del "primer ministro" actual) Thomas Wolsey (1475-1530). Era arzobispo de York y cardenal. Wolsey se dio cuenta de que Inglaterra no era lo bastante fuerte para desempeñar un papel decisivo en las guerras europas, pero que podía mantener "el equilibrio del poder" poniéndose siempre al lado del más débil, e impidiendo con ello al más fuerte dominar Europa. En un continente dividido, Inglaterra debía buscar la seguridad. Y ésa fue la política inglesa durante siglos. Pero el divorcio era más de lo que Wolsey podía resolver.
Se necesitaba la dispensa papal, y el pontífice era Clemente VII, prisionero de Carlos V tras el saqueo de Roma. Y Carlos V era sobrino de Catalina de Aragón. Como resultado de todo esto, Wolsey cayó en desgracia, y Enrique buscó otra vía para convencer al Papa. Un prelado y reformista inglés, Thomas Cranmer (1489-1556), se avino a acordar con el rey que el primer matrimonio de Catalina de Aragón con el hermano mayor de Enrique invalidaba el segundo. (Aquel hermano había muerto joven, y según Catalina el matrimonio nunca llegó a consumarse.) Así pues, Enrique Vlll se divorció de Catalina sin permiso del Papa y se casó con Ana Bolena el 25 de enero de 1533. Ana dio nacimiento el mismo año a otra hija, lo que le produjo a Enrique un enorme disgusto. Se trataba de Isabel (1533-1603). Habiendo desafiado al Papa en este asunto, Enrique VIII hubo de promulgar una "Ley de Supremacía", por la que fundaba una Iglesia anglicana a cuya cabeza se colocaba él mismo. Mantuvo casi todas las doctrinas del catolicismo, pero se trataba de una Iglesia nacional, no universal. Este fue el comienzo del proceso que convirtió Inglaterra en un país protestante. Lo anterior supuso un rudo golpe para el mayor de los humanistas ingleses de la época, Tomás Moro
Isabel, hija de Ana Bolena, que reinó como Isabel I . Isabel contaba 25 años de edad cuando ascendió al trono.
Isabel puso fin a los vaivenes políticos de Inglaterra adoptando una especie de programa de compromiso que era tibiamente protestante, y completaba el establecimiento de la Iglesia anglicana. Lo cual no satisfizo a todo el mundo. Estaban los "puritanos", que deseaban un protestantismo más radical, purificando la Iglesia anglicana de cuanto conservaba de los rituales católicos. Y había otros grupos llamados "separatistas", que no deseaban formar parte del catolicismo ni del anglicanismo, sino que pretendían seguir su propio camino. Tampoco faltaban, claro está, los católicos, de los que aún quedaban muchos. En conjunto, Isabel llevó a cabo una política moderada y no emprendió persecución alguna, ignorando la disidencia si ésta se manifestaba de forma tranquila.
CONSECUENCIAS DE LA REFORMA
A pesar de la diversidad de las fuerzas revolucionarias en el siglo XVI, la Reforma tuvo resultados muy importantes allí donde triunfó. En general, el poder y las riquezas perdidas por algunos nobles y por la jerarquía católica pasaron a la clase media y a los monarcas. Varias regiones de Europa ganaron independencia política, religiosa y cultural. Incluso en países como Francia y lo que hoy es Bélgica, donde el catolicismo se mantuvo, se desarrolló un nuevo individualismo y nacionalismo en materia cultural y política. El énfasis protestante con respecto al juicio personal en el ámbito religioso aumentó el desarrollo de los gobiernos democráticos basados en la elección colectiva realizada por votantes individuales. La destrucción del sistema medieval favoreció a la banca y al comercio al eliminar las tradicionales restricciones religiosas y abrió el camino para el crecimiento del capitalismo moderno. Durante la Reforma, las lenguas nacionales y la literatura avanzaron en gran medida debido a la extensa difusión de la literatura religiosa escrita en las lenguas vernáculas en lugar del latín. La educación popular también fue estimulada gracias a las nuevas escuelas fundadas por Colet en Inglaterra, Calvino en Ginebra y los príncipes protestantes en Alemania. La religión ya no era tanto una parcela privilegiada del alto clero sino una expresión directa de las creencias de la gente. Sin embargo, la intolerancia religiosa no disminuyó y los enfrentamientos religiosos continuaron siendo frecuentes durante cerca de un siglo.
LA CONTRAREFORMA CATÓLICA.
Se llama contrareforma aquel proceso por el cual la Iglesia Católica revitalizó su vida a través de una reforma interna que le permitió salir de la seria crisis que la afectaba y así enfrentar en buena forma el desafío representado por el protestantismo, al cual pretendió hacer retroceder.
Los fundamentos de la contrareforma fueron puestos por el Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563. Allí se fijaron las bases dogmáticas que debían permitir dar respuestas a las objeciones de los protestantes.
El Concilio entregó las siguientes conclusiones: la fuente de la revelación divina son las sagradas escrituras y la tradición de la Iglesia, y no sólo las escrituras como afirmaban los protestantes; sólo la Iglesia tiene la autoridad para integrar la Biblia, por lo tanto, no cabe una interpretación personal de ella; el hombre es un ser libre y racional que se salva mediante la fe y también a través de las obras, en consecuencia, no tiene validez el desprecio luterano por las obras no la teoría calvinista de la predestinación; los siete sacramentos tradicionalmente proclamados por la Iglesia son válidos, al igual que el culto a los santos.
Además, el Concilio de Trento tomó medidas para elevar el nivel moral e intelectual del clero, para cuyos efectos resolvió crear seminarios, afín de que ellos se preparaban los futuros ministros de la Iglesia.
En el terreno práctico, el principal instrumentos de la contrareforma fue la Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola y reconocida por el Papa en 1540. El objetivo de esta orden fue la difusión de la fe entre los creyentes, los herejes y los fieles. Una de las características distintivas de ella consistió en que junto a los votos tradicionales, sus miembros debían prestar un juramento de lealtad personal al pontífice, a cuya disposición se colocaban.
La compañía de Jesús fue organizada de modo que fuese apta para la acción. Aspiró a centrar sus esfuerzos en el culto, la enseñanza y las misiones. Uno de los métodos que solían usar era influir en las autoridades y
en las distintas clases dirigentes de cada país, a través de distintos canales, entre ellos la educación de su juventud.
Gracias a la acción de la Compañía, el catolicismo pudo recuperar una serie de territorios que parecían perdidos, como sucedió con el sureste de Alemania, Polonia y Bélgica intenso fue también su trabajo en Francia.
No menos importante fue su labor misionera. Vinieron con los españoles a América y fueron con los portugueses al Africa y al Asia, consiguiendo considerables éxitos, integrando al catolicismo a poblaciones que antes estaban fuera de su radio de acción.