lunes, 17 de junio de 2019

Revolución Rusa y lo que siguió..




Mijaíl Gorbachov dirigiéndose a
la Asamblea General de la ONU
 



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El mundo en que vivimos hoy día se diferencia radicalmente de cómo era a principios e incluso a mediados de siglo. Y continúa modificándose en todos sus aspectos.
La aparición de las armas atómicas ha subrayado de forma trágica la índole fundamental de tales cambios. (…)Este acontecimiento ha planteado el problema de la supervivencia y de la conservación de la humanidad en toda su profundidad. (…)
El deseo de democratizar todos los sistemas políticos que rigen el mundo se ha convertido en una poderosa fuerza político-social de primer orden. (…) la revolución técnico-científica ha transformado numerosos problemas —económicos, energéticos, ecológicos, demográficos, de abastecimiento y comunicación—, que considerábamos hace poco como nacionales o regionales, en problemas universales (...)
En una palabra, las nuevas realidades cambian toda la situación mundial. Se debilitan o desaparecen las diferencias y contradicciones heredadas del pasado, pero aparecen otras nuevas. Pierden importancia las divergencias y discusiones anteriores, pero ocupan su lugar conflictos de distinto orden. (...)
Es evidente, por ejemplo, que la fuerza y la amenaza de la fuerza ya no pueden ni deben seguir siendo un instrumento de la política internacional. Nos referimos, en primer lugar, al armamento atómico, pero no se trata únicamente de eso. Todos, y en primer término los más fuertes, deben limitar por sí mismos y excluir totalmente el uso de la fuerza en el exterior. (...)
La nueva etapa exige la no politización de las relaciones internacionales. Nosotros no renunciamos a nuestras convicciones, a nuestra filosofía y tradiciones, ni pretendemos que nadie renuncie a las suyas (...)
Esto es lo que pensamos sobre las leyes que rigen el mundo en el umbral del siglo XX. Claro está que no pretendemos, ni mucho menos, estar en posesión de la verdad absoluta. (...).
¿Cuáles son las conclusiones prácticas de todo ello? Lo natural y lo sensato sería no renunciar a lo positivo que hemos adquirido, hacer que progrese todo lo bueno que hemos conseguido en los últimos años gracias a los esfuerzos comunes.
Me refiero al proceso de negociaciones sobre el desarme nuclear y de armas convencionales y químicas, a la búsqueda de soluciones políticas para acabar con los conflictos regionales y, en primer lugar, a un diálogo político más intenso, más sincero, orientado al fondo de los problemas y no a la confrontación; a un intercambio no de acusaciones, sino de consideraciones constructivas. Sin diálogo político, las negociaciones no prosperarán (...).
En esta situación histórica concreta debemos plantearnos, asimismo, el nuevo papel de la ONU. Consideramos indispensable que los Estados revisen su relación con un organismo tan excepcional como es la ONU; sin él resulta ya imposible concebir la política mundial. Su intensa actividad pacificadora en estos últimos tiempos ha de mostrado nuevamente que está en condiciones de ayudar a sus miembros a resolver los desafíos amenazadores de nuestros días y a seguir el camino de la humanización de las relaciones entre ellos (...).
La seguridad del mundo se basa en los principios de la Carta de la ONU según los cuales todos los Estados deben atenerse al derecho internacional. Al defender la desmilitarización de las relaciones internacionales abogamos por la supremacía de los métodos político-jurídicos en la solución de los problemas fundamentales (...)
La democratización de las relaciones internacionales no significa únicamente que todos los miembros de la comunidad mundial internacionalicen al máximo la solución de los problemas. Significa asimismo la humanización de las relaciones. Las relaciones internacionales no reflejarán plenamente los verdaderos intereses de los pueblos no serán una firme garantía de su seguridad hasta que el centro de todo sea el ser humano, sus inquietudes, derechos y libertades (...)
Hoy puedo comunicarles lo siguiente: La Unión Soviética ha decidido reducir sus fuerzas armadas. En los próximos dos años su número disminuirá en 500. 000 hombres y la cantidad de armamento convencional se reducirá sensiblemente. Estas reducciones se efectuarán unilateralmente. al margen de las negociaciones sostenidas en el encuentro de Viena.
De acuerdo con nuestros aliados del Pacto de Varsovia, hemos decidido evacuar en 1991 seis divisiones de tanques de la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y Hungría que serán disueltas. Retiraremos igualmente las tropas soviéticas aerotransportadas que se encuentran en esos países, así como otras unidades de mayor o menor importancia, con todos sus equipos y material de combate. Los efectivos de las tropas soviéticas en esos países se reducirán en 50.000 hombres y 5.000 tanques.
Todas las divisiones soviéticas emplazadas actualmente en territorio aliado serán reformadas. Tendrán una estructura diferente de la que tenían antes, ya que, una vez evacuados casi todos sus tanques, su misión será claramente defensiva.
Al mismo tiempo, reduciremos el personal y los armamentos de las tropas situadas en la parte europea de la URSS. Las fuerzas armadas soviéticas en esta región y en los territorios de nuestros aliados de Europa disminuirán en 10.000 tanques, 8.500 piezas de artillería y 800 aviones de combate.
Durante esos dos próximos años reduciremos también sensiblemente las fuerzas armadas situadas en la parte asiática del país. Por acuerdo con el Gobierno de la Re pública Popular de Mongolia, una parte considerable de las tropas soviéticas emplazadas temporalmente en ese país regresarán a la patria.
Al tomar estas decisiones tan importantes, los dirigentes soviéticos expresan la voluntad de un pueblo que se entrega a la profunda renovación de la sociedad socia lista. Mantendremos el potencial defensivo del país a un nivel razonable y en cantidad suficiente para que nadie intente atentar contra la seguridad de la URSS y sus aliados.
Con estas acciones nuestras, lo mismo que por toda nuestra actividad en favor de la desmilitarización de las relaciones internacionales, quisiéramos centrar la atención de la comunidad mundial en otro problema actual, el paso de una economía armamentista a una economía de desarme.
7 de Diciembre de 1988




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La desideologización de las relaciones entre países se ha convertido en una demande de este nuevo tiempo. No estamos renunciando a nuestras convicciones, filosofía o tradiciones. Tampoco estamos pidiendo que otros lo hagan. Ni nos encerraremos en nuestros propios valores. Eso sería espiritualmente empobrecedor, porque sería renunciar a la poderosa fuente de desarrollo que significa compartir todas las originales creaciones de cada nación. En el curso de ese compartir cada uno demostrará las ventajas de su propio sistema, modo de vida y valores, pero no a través de la propaganda si no de las obras. Esa es, efectivamente, una honesta lucha de ideologías, pero que no debe trasladarse a las relaciones entre estados. De otra forma, simplemente no seremos capaces de resolver ni uno sólo de nuestros problemas;  organizar una amplia, mutuamente ventajoso y equitativa cooperación entre los pueblos; manejar racionalmente los logros de la revolución científica y tecnológica; transformar las relaciones económicas mundiales; proteger el medio ambiente;  superar el subdesarrollo o terminar con el hambre, la enfermedad, el analfabetismo y otros males masivos. Finalmente, en ese caso, tampoco podremos eliminar la amenaza nuclear y el militarismo. (…)
Nuestro país está bajo un resurgimiento verdaderamente revolucionario. El proceso de reestructuración está avanzando. (…) Con el objetivo de comprometer a la sociedad en la implementación de los planes de reestructuración, esta debe hacerse más verdaderamente democrática. Bajo el signo de la democratización, la reestructuración abarca a la política, la economía, la vida espiritual e ideológica. Hemos desplegado una reforma económica radical, hemos acumulado experiencia, y da partir del año entrante estaremos transfiriendo a toda la economía nacional nuevas formas y nuevos métodos. Más aún, esto significa una profunda reorganización de las relaciones de producción y de la realización del inmenso potencial de la propiedad socialista. (…)
Hemos completado la primera etapa del proceso de reforma política con las recientes decisiones del Soviet Supremo de la URSS de reformas a la Constitución y la sanción de una Ley de Elecciones. Sin demoras, nos embarcamos en la segunda etapa. En la cual el objetivo más importante será trabajar en la interacción entre el gobierno central y las repúblicas, estableciendo relaciones entre las nacionalidades basados en los principios del internacionalismo leninista, legados a nosotros por la gran revolución, y reorganizando a la vez el poder de los soviets locales. Enfrentamos un inmenso trabajo. A la vez debemos resolver problemas mayores. (…)
Nos hemos abocado profundamente a la tarea de construir un estado socialista basado en el respeto a la ley. Una serie de nuevas leyes han sido preparadas o están en su fase de afinación. Muchas de ellas entrarán en rigor a más tardar en 1989, y confiamos en que cumplirán con los más altos estándares desde el punto de vista del respeto de los derechos individuales. La democracia Soviética adquirirá una firme base normativa. Esto incluye hechos tales como la Ley de Libertad de Conciencia, la de Glasnost, la de asociaciones y organizaciones públicas y muchas otras. No hay en este momento personas en las cárceles del país sentenciadas por sus convicciones políticas o religiosas. Los borradores de las nuevas leyes incluyen garantías adicionales que eliminan este tipo de persecuciones. (…)
Hoy les puedo informar lo siguiente: la Unión Soviética ha tomado la decisión de reducir sus fuerzas armadas. En los siguientes dos años, sus fuerzas serán reducidas en 500.000 efectivos, y el volumen de armas convencionales también se reducirá considerablemente. Estas reducciones serán unilaterales, independientemente de las negociaciones mandatadas en la cumbre de Viena. (…)
Con estas acciones, como con todas las que buscan la desmilitarización de las relaciones internacionales, queremos llamar la atención de la comunidad mundial acerca de otro tema central, el problema de cambiar una economía armamentista por otra del desarme. ¿Es realista pensar en la reconversión de la producción militar? Ya hablé de esto en una ocasión. Creemos que efectivamente, es realista. Por su parte la Unión Soviética está lista para hacer lo siguiente. En el marco de la reforma económica estamos preparados para redactar y presentar nuestro plan interno de reconversión, para preparar durante 1989, como experimento, la reconversión de dos o tres industrias armamentísticas , y publicar nuestra experiencia en la relocalización de especialistas de la industria militar, y también el uso de ese equipamiento, infraestructura y trabajo para la industria civil. Es deseable que todos los estados, especialmente los de mayor poder militar, presenten sus planes sobre esa cuestión a las Naciones Unidas. (…)
Para finalizar, estando en suelo estadounidense, y también por otras obvias razones, no puedo esquivar el tema de nuestras relaciones con este gran país… Las relaciones entre la Unión Soviética y Estados Unidos llevan cinco décadas y media. El mundo ha cambiado, así como la naturaleza, el papel  y el lugar de esas relaciones en la política mundial. Por demasiado tiempo fueron construidas bajo el signo de la confrontación, y a veces de la hostilidad, abierta u oculta. Pero en los últimos años, en todo el mundo las personas pudieron notar el aire de distensión, gracias a las mejoras, en la esencia y el clima, de las relaciones entre Moscú y Washington. (…)
La herencia de la inercia del pasado continúa operando. Contradicciones profundas y las raíces de muchos conflictos no ha desaparecido. El hecho fundamental  sigue siendo que la formación de un período de paz ocurrirá en condiciones de existencia y rivalidad de diferentes sistemas socioeconómicos y políticos. Sin embargo, el significado de nuestro esfuerzo internacional, y uno de los principios claves del nuevo pensamiento es precisamente es impartirle a esa rivalidad la característica de una razonable competencia en condiciones de respecto de la libertad de elección  y equilibrio de intereses. Así se volverá incluso útil y productivo desde el punto de vista del desarrollo general del mundo; de otra forma, si el mayor componente sigue siendo la carrera armamentística, como ha sido hasta ahora, la rivalidad será fatal. Efectivamente, cada vez más gente a través del mundo, desde el hombre de la calle hasta los líderes, está comenzando a comprender esto.
Estimado presidente, estimados delegados: finalizo mi primer discurso en las Naciones Unidas con el mismo sentimiento con el que lo comencé: un sentimiento de responsabilidad para con mi propio pueblo y para con la comunidad mundial. Nos encontramos al final de un año que ha sido muy significativo para las Naciones Unidas, y en las vísperas de otro del que todos esperamos mucho. Uno desearía creer que nuestro esfuerzo conjunto para poner fin a una era de guerras, confrontaciones y conflictos regionales, agresión contra la naturaleza, el horror del hambre y la pobreza, como del terrorismo político, irá de la mano de nuestro deseos. Este es nuestro objetivo común, y sólo actuando en conjunto podremos alcanzarlo. Gracias.





Discurso de Renuncia de Gorbachov a la URSS.