viernes, 5 de junio de 2015

La civilización Greco-latina

INTRODUCCIÓN.
La UD se plantea como un resumen y visión general de la civilización grecolatina: Grecia y Roma en la Antigüedad.
Resumen.
La civilización grecolatina tiene una importancia vital para explicar el pasado de la  civilización occidental. Es una herencia que perduró escondida en la Edad Media para alumbrar con renovado vigor en la Edad Moderna y que advertimos aún hoy en la lengua, urbanismo, economía, arte, política, derecho, matemáticas, física, historia, geografía, filosofía, poesía...
Grecia originó muchos de los avances anteriores y nos legó una cultura antropocéntrica, pues incluso su religión, derivada de los mitos, fue humanizada, la primera en valorar la libertad individual como elemento esencial de la naturaleza human.
Roma, por su parte, fue la intermediaria entre Grecia y nosotros, y valoró más los principios de autoridad y gobierno que son necesarios para ejecutar los ideales humanos.
La economía grecolatina era predominantemente agrícola, con la célebre “tríada mediterránea” del trigo, la vid y el olivo. También la minería, la pesca, la artesanía, el comercio se difundieron en la sociedad antigua, que vivió el auge de las ciudades y la integración del Mediterráneo en un único mercado, foro de intercambio de productos, hombres e ideas. Pero era una economía basada en un sistema esclavista, lo que redundó en una profunda división social y en una falta de estímulos para la innovación técnica, lo que explica su decadencia final.
Griegos y romanos procedían de un mismo origen indoeuropeo, lo que explica la semejanza de sus sociedades, idiomas y religiones, y tuvieron una notable continuidad cultural, pero les distinguen su historia y otros rasgos.


I. LA CIVILIZACIÓN GRIEGA.
INTRODUCCIÓN.
La antigua Grecia se extendía por el sur de la península balcánica, las islas del Mar Egeo y las costas de la península de Anatolia. Estos territorios del Mediterráneo oriental constituyeron la llamada Hélade, espacio donde se desarrolló fundamentalmente la civilización griega o helénica, que fue la primera gran etapa de nuestra civilización occidental y que más tarde se extenderá por las colonias en la Magna Grecia del sur de Italia y en otros lugares del Mediterráneo.
Grecia es considerada hoy día como la cuna de la civilización occidental. Efectivamente, de Grecia hemos recibido una manera concreta de entender al mundo y al hombre, un sistema de gobierno democrático y unas normas artísticas que basan sus metas en la belleza ideal, en la armonía y en el equilibrio. La civilización griega se basa en el triunfo de la razón, fundamento de la filosofía, de la técnica y de la ciencia que caracterizan a nuestro mundo occidental.

1. LA HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN GRIEGA.
1.1. LA ÉPOCA PREARCAICA Y ARCAICA.
Los orígenes cretense y micénico.
La civilización griega tuvo sus más hondas raíces en la cultura cretense o minoica, desarrollada en los milenios III y II aC y basada en la agricultura y en un rico comercio marítimo.
La civilización micénica o aquea, de carácter militar y aristocrático, sustituyó a la civilización cretense h. 1400 aC aproximadamente.

Mapa de las civilizaciones micénica y minoica.

La civilización minoica.
Las comunidades agrarias neolíticas establecidas en las tierras bañadas por el mar Egeo se vieron profundamente afectadas por la llegada de la metalurgia del cobre en el III milenio aC. El comercio de los metales y la fabricación de nuevas armas dieron superioridad a unos pueblos sobre otros y produjeron cambios en su organización.
La isla de Creta, montañosa pero fértil, favorecida gracias a su situación geográfica por la influencia de las grandes civilizaciones orientales, adquirió desde finales del III milenio un papel preponderante en la zona del Egeo. Su esplendor se inició h. 2000, época en la que la ciudad-estado de Cnosos dominaba en la isla, junto a las ciudades de Mallia, Faistos y Zakro. Hay otros centros menores, como Hagia Triada.
La sociedad cretense debió de estar rígidamente gobernada  por poderosos príncipes. El rey Minos (el término significa “rey”) del que hablan los testimonios más antiguos pudo ser un rey o una dinastía que gobernó sobre la isla y creó una talasocracia o imperio marítimo.
La economía cretense, sobre una base agrícola, evolucionó hacia el comercio marítimo. La aplicación del torno a la cerámica y el  dominio de la metalurgia impulsaron un comercio de exportación e importación. Los cretenses, junto a productos agrícolas exportaban sus manufacturas e importaban materias primas: cobre de Chipre y estaño de la Europa occidental. Al tiempo, los cretenses desarrollaron un papel muy rentable de intermediarios comerciales entre sus pueblos vecinos. El comercio propició el desarrollo de la vida urbana.

Pórtico del palacio de Cnossos.


Fresco de la Tauromaquia del palacio de Cnossos.


Fresco minoico del palacio de Cnossos.
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El arte cretense se desarrolló en la construcción de los palacios y sobre todo en la decoración con frescos figurativos de sus interiores. Además, había una espléndida artesanía en cerámica y orfebrería. Las formas artísticas, que en su origen debieron tener inspiración religiosa, sufrieron una evolución consecuente con los cambios de vida y de mentalidad de la sociedad. Dejaron de ser objetos sagrados y pasaron a tener sentido propio, dirigidos a la simple contemplación. El arte minoico influyó, al parecer, en el egipcio.

La civilización micénica.
La civilización micénica se extendió por casi toda Grecia entre 1600 y 1200 aC, especialmente en el Peloponeso. Los aqueos, h. 1450-1400, incluso invadieron el área cretense y arruinaron su civilización. Los aqueos construyeron grandes ciudades-estado amuralladas, como Tirinto, Pilos y Micenas (de donde viene el nombre convencional actual de civilización micénica). Su lengua era indoeuropea, una variante arcaica del griego, como denota la escritura lineal B de las tablillas que se usaban para la contabilidad de los palacios.

Ciudad de Micenas.

La sociedad, según la describió Homero, era una sociedad de guerreros gobernada por una monarquía que se apoyaba en la aristocracia terrateniente para dominar a la población de campesinos y esclavos. Los reyes vivían en palacios que tenían funciones religiosas, militares y económicas. La tradición homérica, sin embargo, no es una fuente histórica fiable sobre sus costumbres y organización social, porque es cuatro siglos posterior.
La economía se basó en la agricultura, pero el comercio fue ganando en importancia hasta convertir a los aqueos en los sucesores de los cretenses. En este contexto se explica la guerra de Troya cantada por Homero: Troya fue atacada porque competía con los aqueos.

Tumba de Atreo en Micenas.

Puerta de los Leones en Micenas.

El arte destacó en la construcción de ciudades amuralladas con enormes muros ciclópeos y de grandes tumbas de tipo familiar, con cámara de falsa bóveda y corredor, como la tumba de Atreo. Los aqueos destacaron también por los trabajos de orfebrería hechos con oro y otros metales.

La caída de la civilización micénica.
La civilización micénica fue modificada profundamente h. 1200 tras la invasión de nuevos pueblos, los dorios y jonios, que penetraron en el espacio griego y desplazaron a los aqueos. Homero, en realidad, refleja en la Iliada y la Odisea el caos provocado por la invasión de los dorios, procedentes de los Balcanes, en la península griega durante el siglo XII, a resultas de lo cual la estructura política y económica de la Grecia micénica se derrumbó y determinó la huida de sus anteriores pobladores, entre ellos los aqueos, hacia el mar Egeo y las costas de Asia Menor, con sus destructivos efectos sobre Creta y Troya.

Los “siglos oscuros” y el renacer.
El país permaneció pobre y aislado, casi sin historia, en los llamados “siglos oscuros”, hasta después del 900, cuando se comenzaron a restablecer las relaciones comerciales con Italia y Siria. La escritura fue recuperada c. 750, por influjo fenicio a través del comercio. Fue una innovación fundamental que se transmitió por el mundo griego con algunas variantes. Se consolidó la fragmentación política, pese a que había una gran unidad cultural y lingüística.

El movimiento colonizador.
Había precedentes del movimiento colonizador, pero a partir del 750 los movimientos de población fueron más masivos, organizados, con un planeamiento político: en el continente el poder asirio amenazaba a los griegos y estos huyeron hacia el Oeste del Mediterráneo. Había un exceso de población junto a una carencia de tierras de calidad (además dominadas por la aristocracia), por lo que el descontento social y político exigía una válvula de escape en la emigración. Otro factor fue el comercio, pues el vino, el aceite y la cerámica necesitaban de mercados exteriores. Por último, había un deseo de aventuras, de acuerdo al ideal homérico  en la Odisea.

Mapa de la colonización griega (azul) y fenicia (rojo) en el Mediterráneo.

Primera fase (750-650).
Su finalidad fue la búsqueda de tierras de cultivo para asentar a los excedentes de población. Se dirigió a Sicilia y sur de Italia. Los Estados de origen fueron las ciudades eubeas Calcis y Eretria, junto a Corinto y Megara.
Segunda fase (650-550).
Hay una gran ampliación geográfica del movimiento colonizador, que alcanza al extremo oeste del Mediterráneo y tiene más Estados de origen. Se fundan ciudades desde Ampurias (Hispania) y Massilia (Galia) hasta Cirenaica, Egipto y el Mar Negro. Destacan en esta fase en su actividad colonizadora Mileto (hacia el Mar Negro), Focea, Samos, Creta y Rodas (Ampurias, Massilia, Sicilia), y las mismas colonias de Sicilia y la Magna Grecia (el sur de Italia), convertidas a su vez en activos centros de emigración y colonización. Un nuevo factor esencial de esta fase fue el comercio, compartiendo importancia con la búsqueda de tierras. Algunas fundaciones son muy pequeñas, en lugares estratégicos para el comercio.
Como resultado, la cultura griega se difundió por la mayor parte del norte del Mediterráneo, impregnando las culturas de Italia, Galia e Hispania y asentando su influencia sobre el naciente pueblo romano.

La polis griega y la evolución de su estructura política: de la monarquía a la tiranía.
Grecia es un país montañoso dividido en pequeños valles con recortadas costas, lo que facilita más el comercio marítimo que el terrestre. Estos valles fueron los núcleos de pequeños Estados, que evolucionaron a ciudades-estado durante el siglo VIII, con formas institucionales propias, primero una monarquía no absoluta y después con la tiranía, antes de evolucionar a la democracia en muchas ciudades.
La polis es el conjunto de la ciudad y del territorio. Era una comunidad tanto política como religiosa, unida por una ciudad con su acrópolis que albergaba el templo de la divinidad principal de la ciudad. El oikos es el hogar (o la familia), la célula básica, a efectos de herencia o reparto. El genos(agrupación de oikos), reúne a los descendientes de un antepasado común, mítico por lo general, con posesiones que a menudo coinciden en su lugar. La estructura social de la genos la componen una clase de nobles terratenientes y una clase de hombres libres pero unidos por clientela a la aristocracia. Los esclavos estaban excluidos.
Las instituciones básicas son tres:
- Arcontes. Son los magistrados que administran el Estado, con poderes detraídos de la monarquía. La aristocracia ocupó al principio estos cargos mientras el rey, el basileus, se limitaba cada vez más a sus funciones religiosas.
- El consejo (boulé). Es un consejo de composición aristocrática, con la función de asesorar a los arcontes y la Asamblea, y administrar la justicia.
- La Asamblea (eklesia). Es la reunión de todos los ciudadanos. En ella reside toda la soberanía popular, con funciones legislativas, de elección de los arcontes (a veces de los consejeros de la boulé), relaciones exteriores, asuntos religiosos, el urbanismo y la moneda.
La mejora de la economía gracias al comercio y la colonización permite que aparezca la moneda, aunque tardíamente. Al principio sólo se comerciaba con el trueque, estimando el valor en bueyes, caballos o mujeres, para usarse después los metales. De estos se pasó a la acuñación de la moneda de metal, con un valor estable y una garantía del poder público. Nació en Lidia c. 660 y llegó a Grecia c. 620 en Egina, luego por Corinto y Atenas c. 590 y en Eubea c. 530. La finalidad de su difusión era no tanto el comercio como las necesidades políticas: el pago de mercenarios, obras públicas, ofrendas a los dioses, tasas, multas, etc.
Durante los siglos VII y VI algunos aristócratas se alían con las clases dominadas (artesanos y campesinos) en contra de la monarquía y del resto de la nobleza terrateniente, y se convierten en tiranos (dictadores). El poder aristocrático monárquico u oligárquico es derrotado por estos individuos que se limitan a acaparar los órganos de poder para sí mismos y sus partidarios, con una continuidad institucional que enmascara un absoluto poder personal. Su política de favorecimiento de los campesinos, comerciantes y artesanos, junto a las obras públicas, les ganó un fuerte apoyo, pero luego las tiranías tendieron a ser hereditarias mientras que los sucesores eran menos brillantes que los fundadores. Sucesivas crisis (guerras civiles, destierros) eliminaron las tiranías, que a menudo quedaron como una transición entre la oligarquía y la democracia. El caso de Atenas es el más representativo de esta evolución monarquía-tiranía-democracia.



1.2. LA ÉPOCA CLÁSICA.
Hubo tres periodos básicos en la historia de Grecia en el siglo V, con Atenas en el centro de los acontecimientos:
1) El aumento del poder de Atenas durante las guerras médicas contra los reyes persas Darío I y Jerjes, que se iniciaron con la represión persa de la rebelión de lo griegos jonios (496-493) y la posterior invasión de Grecia para castigar a Atenas y Eretria por su apoyo a los rebeldes, pero Atenas logró la victoria de Maratón (490).
Más tarde, Jerjes lanza una masiva invasión, que ocupa gran parte del país excepto el Peloponeso, pero los griegos, sobre todo las ciudades de Atenas y Esparta, dirigidos por Milcíades, logran la gran victoria naval de Salamina (480) y la terrestre de Platea (479), gracias a la superioridad griega en buques, armamento y espíritu militar.
Sigue la formación de la Liga marítima de Delos, dirigida por Atenas, para acabar con la amenaza persa y asegurar la hegemonía de las democracias.
2) El auge de Atenas durante el gobierno de Pericles (493-429), que comienza h. 461 y acaba a su muerte. Asegura el predominio marítimo y comercial de Atenas, contiene el peligro persa, atrae a numerosos artistas y escritores, construye los monumentos de la Acrópolis. La ciudad de Atenas alcanza su cima en la política, la cultura y el arte.
3) La decadencia de Atenas en la guerra del Peloponeso (431-405), entre las dos grandes coaliciones, la democrática acaudilladas por Atenas, y la oligárquica liderada por () y Esparta, que termina con la victoria final de los espartanos, que imponen una efímera tiranía a los ateniensees (405-403). Atenas era superior en el mar y Esparta en tierra, lo que explica la larga duración del conflicto, en el que hubo treguas. Atenas había sido diezmada por la peste (431-426), en la que murió el propio Pericles, y luego por el desastre de la expedición de Alcibíades a Siracusa (415-413), y finalmente sucumbió incluso en el mar en la batalla de Egospotamos (405).
El Estado ateniense.
El ejemplo máximo de evolución política griega fue la ciudad de Atenas en el siglo V, opuesto al modelo aristocrático de Esparta. Atenas dominada la península del Ática, con una rica agricultura del vino y del aceite, minas de plata y una gran actividad artesanal y comercial (puerto del Pireo), lo que aseguraba una amplia clase media, que vivía gracias al trabajo de numerosos esclavos. Desde el 507, con Clístenes, había un régimen democrático.
La democracia ateniense.
La democracia es un sistema político en el que el pueblo ejerce la soberanía, directamente o a través de representantes elegidos. El término, que en griego significa “gobierno del pueblo”, se aplica en la Antigüedad sobre todo a la democracia ateniense, establecida a fines del siglo VI. Se basaba en la isonomía, igualdad de los ciudadanos ante la ley, la isotimía, la igualdad de acceso a los cargos públicos mediante elección o sorteo, y la isegoría, el derecho de todos a hablar ante la asamblea popular y los tribunales.
En Atenas el demos (pueblo o municipio) dominaba la vida política: el ciudadano tenía el nombre del demos junto al suyo privado. Había tres grandes órganos políticos:
- La eklesia (asamblea de los ciudadanos) era el principal poder. La ciudad se dividió en diez tribus, para votar. El ostracismo permitía cada año votar el exilio de una personalidad amenazadora para el equilibrio político: no condenaba un delito, sino que intentaba evitarlo.
- El boulé (consejo) de 500 buleutas (50 por tribu), controlaba la administración. Se dividía el gobierno por décimas partes del año.
- Los magistrados eran el arconte polemarca, nueve arcontes para la justicia, y diez estrategos para el ejército.
La democracia directa, que suponía la toma de decisiones en una asamblea a la que teóricamente todos los ciudadanos tenían acceso, sólo era posible en un Estado pequeño, en el que además la mayor parte del trabajo fuera realizado por no ciudadanos: mujeres, extranjeros y esclavos. Atenas, en su apogeo, sólo tuvo unos 20.000 a 30.000 ciudadanos (adultos masculinos libres). La Antigüedad no conoció formas de democracia aplicables a ámbitos más amplios que el de la ciudad-estado y Aristóteles afirmaba que una ciudad de más de 100.000 ciudadanos no podía ser una polis.
Los principales pensadores griegos fueron críticos de la democracia: Sócrates pereció a sus manos, Platón la rechazó, Aristóteles consideraba necesario limitarla. El ideal de una constitución mixta, como preferible a las formas puras de monarquía, oligarquía y democracia, es propia del pensamiento clásico y ha sido muy influyente hasta el siglo XX.
El Estado espartano.
Esparta es el otro modelo griego. Domina el sur de la península del Peloponeso y dirigirá la Liga Doria, vasta alianza de ciudades rurales y comerciales, opuesta a la Liga de Delos.
Esparta es una ciudad-estado rural, conservadora, militarizada, basada en la opresión de una minoría aristocrática y armada (los espartiadas) sobre una población de campesinos siervos (los ilotas). Había dos reyes, que gobernaban conjuntamente y dirigían el ejército, el más poderoso de Grecia hasta mediados del siglo IV. Pero el poder civil estaba en manos del Senado, con los dos reyes y 28 ancianos, guiados por cinco éforos (superintendentes).
1.3. LA ÉPOCA HELENÍSTICA.
Sigue a continuación un periodo de destructoras guerras civiles en la primera mitad del siglo IV, entre Esparta, Atenas y Tebas, en el que se debilitan las ciudades-Estado. El periodo de dominio de Esparta duró poco más de treinta años, hasta las victorias tebanas de Leuctra (371) y Mantinea (362).
Macedonia: Filipo II y Alejandro Magno.
El reino norteño (helenizado) de Macedonia, rico en cereales, oro y madera, gracias a los reyes Filipo II y Alejandro Magno alcanzó la hegemonía sobre el Mediterráneo Oriental.
Filipo II (359-336) robusteció el poder real, venció en Queronea (338) a los tebanos y atenienses y unificó a los griegos para atacar a los persas, en la Liga de Corinto, pero murió asesinado antes de comenzar la invasión. 
Su hijo Alejandro Magno (336-323) fue un personaje polémico y fascinante, que recibió educación cultural de su maestro Aristóteles y militar de su padre, participando como príncipe en las guerras contra tracios e ilirios y en la batalla de Queronea. Rey a los 20 años, se aseguró el dominio de Grecia antes de partir para la conquista del enorme Imperio Persa del aqueménida Darío III, en una guerra triunfal del helenismo contra el Oriente bárbaro (334-329).
El ejército greco-macedonio venció en las batallas de Granico (334) e Isos (333) a ejércitos persas mucho mayores, con lo que conquistó el Asia Menor; prosiguió con la estratégica conquista de Siria y Palestina, tras los sitios de Tiro y Gaza (332) y de Egipto, donde fue acogido como un libertador, un nuevo faraón. Marchó finalmente al interior de Asia, y atravesó el Eufrates y el Tigris para aplastar en Gaugamela (331) al resto del ejército persa, muy superior en número. Asesinado por los suyos el rey aqueménida, Alejandro se coronó rey de los griegos y los persas, comenzando una difícil política de unión de ambos pueblos. Continuó la conquista hacia Asia Central y la India, pero sus tropas no quisieron ir más allá del Indo (326) y tuvo que volver atrás.
Cuando planeaba la conquista de Arabia y del Mediterráneo Occidental (Roma, Cartago...) murió de fiebres en Babilonia, a los 33 años de edad (h. 13-VI-323). Su inmenso imperio, que sólo su poderosa personalidad mantenía unido, fue repartido enseguida entre sus generales, pues el hijo de Alejandro apenas había nacido y más tarde fue asesinado.
Para algunos historiadores sólo fue un aventurero aficionado a las borracheras, pero para la mayoría abrió una nueva etapa de la historia universal y fue el modelo de gran héroe guerrero del mundo antiguo. Extraordinario militar, tanto estratega como táctico, en sus 11 años de campañas militares recorrió más de 26.000 km y nunca perdió una batalla, aunque sufrió cientos de miles de bajas con sus extenuantes marchas y sangrientas batallas. Pero no fue sólo un gran militar puesto que concibió el proyecto de unificar política y culturalmente su Imperio, fusionando las civilizaciones de Occidente y Oriente. Fundó, entre otras muchas ciudades, la urbe de Alejandría de Egipto.


 
Los reinos helenísticos.
Muchos historiadores limitan el periodo helenístico entre la muerte de Alejandro Magno en -323 y la destrucción de la Liga Aquea a manos de Roma y la destrucción de Corinto en -146, y se incorporaron las ciudades derrotadas a la provincia romana de Macedonia.
El imperio macedonio se dividió a la muerte de Alejandro en -323 entre sus generales, los Diadocos, la mayoría nobles macedonios: Antígono, Ptolomeo, Seleuco...
Se asentaron en Europa y Asia varios Estados helenísticos: Macedonia, Egipto de los Ptolomeos, Siria de los Seleúcidas, Pérgamo de los Atálidas (264-133)... en luchas constantes entre sí por la supremacía.
En cuanto a la misma Grecia, las ciudades-estado, bajo el control de Macedonia, se unieron en ligas (Aquea, Beocia, Etolia), junto a las grandes ciudades de Atenas, Esparta, Tebas. El intento postrero de Filipo V de dominar Grecia, provocó la reacción de Roma, que aplastó a Macedonia en Cinoscéfalos (197 aC) y Pidna (168), y finalmente, a los últimos reinos helenísticos, en Magnesia (190) a los seléucidas de Antioco III, y se anexionaron Grecia (Corinto fue destruida en 146), Pérgamo (por donación de Atalo III en 133), Asia Menor (liberada por el tratado de Apamea en 188 y conquistada en los dos siglos siguientes) y Siria (por conquista de Pompeyo en 64) y Egipto (por anexión en tiempo de Augusto, en 31 aC). Por otra parte, el reino seléucida sufrió grandes pérdidas territoriales en el este, a manos de los bactrianos y finalmente de los partos, el nuevo poder emergente en Asia, que se enfrentó con los romanos, hasta ser sustituido por los persas sasánidas en 224 dC.
Los soberanos helenísticos ejercieron un poder absoluto, autocrático, basado en la burocracia, la Hacienda y el ejército (mercenarios griegos). El poder se legitimaba con la Asamblea del ejército, la política matrimonial, el culto al soberano, la capacidad política y militar del soberano.
Se fundaron numerosas ciudades (a menudo de planta regular) con colonos y comerciantes griegos, que extendieron su cultura, lengua y tecnología. Todo esto terminará cuando Roma imponga su hegemonía.

2. SOCIEDAD.
Era una sociedad relativamente igualitaria entre los ciudadanos, con una aristocracia terrateniente no muy rica, una burguesía y un proletariado poco numerosos que vivían en las ciudades de la artesanía y el comercio, y una amplia masa de campesinos pobres.
En la base había los esclavos, sin libertad personal, objeto de propiedad de los ciudadanos. Su cantidad fue enorme en la Grecia clásica. En su mayoría bárbaros de Tracia, Asia Menor y Mar Negro, también había griegos. Provenían de los prisioneros de guerra, niños abandonados o vendidos, personas secuestradas e hijos de esclavos, aunque estos últimos no fueron numerosos ni en Grecia ni en ninguna sociedad esclavista, por el costo de la crianza. Al principio fueron considerados meros objetos, pero al final las leyes les garantizaban una mínima protección (esta creció en Roma). Sus condiciones de vida eran diferentes: atroces en las minas (en la atenienses de plata de Laurion había decenas de miles de esclavos, que sufrían una gran mortalidad), duras en el campo y moderadas en el servicio doméstico y la artesanía en las ciudades.
Las mujeres estaban preteridas en la escala social, realizando trabajos en el hogar, en el que estaban casi siempre recluidas en el gineceo. Sus derechos legales eran mínimos.
Las ciudades dirigían la vida política y económica de las ciudades-estado, pero eran muy pequeñas.

3. ECONOMÍA.
La economía griega era agrícola, basada en la “tríada mediterránea” de cultivos (trigo, vid y olivo), con una menor importancia de la ganadería, pesca y minería (la plata del Ática y Tracia), la artesanía y el comercio. La esclavitud tenía una gran importancia como fuente de trabajo, sobre todo en las ciudades.
En la época helenística el comercio fue particularmente activo, lográndose una gran zona comercial, que abarcaba desde Oriente hasta Occidente.

4. RELIGIÓN.
La religión griega, como otros aspectos de la civilización, es el resultado de la combinación de un conjunto de factores geográficos, políticos, sociales, económicos, raciales, etc. El primer estadio de esta religión se encuentra en Creta, en la civilización minoica. Esta religión, empero, sucumbió ante la invasión de los pueblos indoeuropeos, que impusieron su cultura, aunque aprovecharon elementos minoicos en su religión. La religión micénica, poco conocida, sufrió los avatares de la invasión doria, portadores de nuevos ideales, que se fundieron con los anteriores en la época arcaica, hacia los siglos IX-VIII aC.
Se pueden encontrar los rasgos específicos de la etapa arcaica en las epopeyas homéricas, que ejercieron un influjo poderosísimo en la formación de la conciencia religiosa helénica. Homero, aunque no creó los dioses, sí organizó jerárquicamente el mundo divino en el Olimpo bajo la soberanía de Zeus, como un señor que reina sobre vasallos bastante rebeldes. En Homero apenas hay restos de magia, de superstición o de culto a los muertos. Su religión fue una religión purificada, aristocrática, que se opone a la religión popular de raíz agrícola, y desemboca en un sistema fatalista y represivo, pues crea unas fronteras claras entre la divinidad y los hombres. El intento de sobrepasarlas fue considerado un pecado de soberbia (la hibris), una insolencia duramente castigada por los dioses. Fue, asimismo, la base de la corriente apolínea de la religión arcaica, con máximas délficas como “nada en exceso” y “conócete a ti mismo”.
Por contra, la corriente dionisíaca, inspirada por el culto libre y orgiástico al dios Dionisos, fomentó una unión mística entre el hombre y dios, mediante ritos colectivos.
La religión griega aportó la idea de que el mundo no había sido creado por los dioses, que sólo habrían intervenido en su transformación. El mundo, que existía en forma de caos, se transformó sucesivamente hasta convertirse en orden (cosmos), como explica el poeta Hesíodo.
Dado que en la Grecia antigua no existió una clase sacerdotal ni un cuerpo dogmático de doctrina, los filósofos y los poetas tuvieron libertad para elaborar sus propias creencias e interpretaciones, y, de este modo, al lado del culto oficial de la ciudad, con un ritual y unos cultos establecidos oficialmente, surgió una religiosidad personal que se interesaba por el sentido del mundo y del sufrimiento. Esta religiosidad griega incluso tendió al monoteísmo (en los casos de Esquilo, Píndaro, Eurípides, Platón). En conjunto, manifestó un gran equilibrio de los diversos elementos que la constituían, hasta la época de Alejandro, cuando se evidenció una crisis política del modelo de la polis y también una crisis religiosa debido a  la influencia de las religiones orientales y el desarrollo del racionalismo. Entonces, los sabios se separaron de los rituales tradicionales y se abocaron a aceptar las divinidades orientales o a desarrollar las doctrinas monoteístas de ascendencia platónica, sobre todo el neoplatonismo elaborado por Plotino, tal vez el mayor contrincante intelectual del primer cristianismo.
En un sentido más específicamente ritual, la griega es una religión mitológica, politeísta, con múltiples dioses para las distintas tribus griegas de origen indoeuropeo por etnia y religión pero con una unidad básica por la fusión cultural y étnica y la existencia de los oráculos de Delfos, Delos y Olimpia, que dominaban gran parte de las decisiones de colonización, guerras, paces, etc., y recibían la visita y la ofrenda de los ciudadanos. Los templos y los santuarios se beneficiaron de una religiosidad entendida como competencia de los individuos y los Estados para ganarse el favor de los dioses. Nunca hubo una casta sacerdotal desarrollada, sino que los ciudadanos más prestigiosos se turnaban en los cargos, salvo algunas excepciones como las vestales y los augures.



Los dioses eran poderosos, benévolos y duros a un tiempo, con apariencia y cualidades humanas en sus virtudes y vicios. Zeus y su esposa Hera eran los señores del Olimpo, donde estaban rodeados por los otros dioses. Zeus provocaba la lluvia, los rayos y truenos, mantenía el orden y la justicia en el mundo. Atenea protegía a Atenas y a los artesanos, Poseidón a Corinto y a los navegantes, Apolo a la juventud, Afrodita al amor, Ares a los guerreros.
Era una religión dominada por los ritos y las fiestas alegres. La adivinación y los cultos mistéricos se extendieron entre el pueblo llano. En Eleusis se celebraban los famosos cultos mistéricos a Démeter, Dionisos y Orfeo. También creían en la existencia de criaturas fantásticas: ninfas, sátiros, centauros, Gorgona, arpías, esfinges... todas ellas relacionadas con las fuerzas misteriosas de la naturaleza, y que se suponía que vivían en los bosques, en las proximidades de las fuentes y en las colinas.
En Olimpia se desarrollaron desde 776 aC a 393 dC los Juegos Olímpicos, cuatrienales, con un carácter tanto deportivo como religioso (en honor de Zeus), verdaderas fiestas panhelénicas, en las que se suspendían las guerras y que han sido el modelo para los actuales Juegos Olímpicos.


5. CULTURA.
Los griegos tenían una cultura común gracias sobre todo al idioma, el griego, una lengua indoeuropea, dividida en varios dialectos, con tres principales: jonio, dórico y ático, el último de los cuales, debido al influjo de Atenas, se convirtió en el dialecto de la literatura y la filosofía.
Su alfabeto se formó h. 750 aC casi al mismo tiempo que Homero compuso sus obras. Su origen es semita (a través del comercio fenicio): las palabras alfa, beta y gamma son los términos semitas para buey, casa y camello.
5.1. LITERATURA.
La literatura griega nació con las canciones. Las dos primeras obras son la Iliada y la Odisea, poemas épicos de Homero que marcaron la cultura poética y la educación de los griegos durante siglos, y son una gran fuente histórica. Los primeros poemas épicos eran narraciones de acciones heroicas. Evolucionan a una literatura lírica y elegíaca, para dar paso a la poesía gnómica de contenido moral y a la gran poesía clásica, y finalmente a la prosa histórica  de Tucidides y Heródoto y a la filosófica de los presocráticos y Platón.
El teatro derivó de la poesía, con los géneros de la comedia (humor, cotidianeidad, costumbres populares) y la tragedia (grandes asuntos humanos y religiosos) y grandes dramaturgos en las tragedias de Esquilo, Sofocles y Eurípides, y en las comedias de Aristófanes y Menandro, que competían en los festivales sagrados.
5.2. FILOSOFÍA.
La filosofía, que se confunde al principio con el mito y la ciencia nació en Mileto (Asia Menor) a comienzos del siglo VI aC, como una forma de poesía que se interrogaba sobre las grandes cuestiones del hombre: la naturaleza, el alma humana, el conocimiento... Se pasó pronto de las explicaciones míticas, con una imaginación acrítica, a las explicaciones racionales del logos, propias de la razón crítica. El pensamiento racional aparece así en la humanidad. Sus grandes figuras son: Tales, Anaximandro, Anaxímenes, Heráclito, Parménides, Jenófanes, Demócrito, Sócrates, Platón, Aristóteles... La Academia platónica y el Liceo de Aristóteles fueron escuelas filosóficas de extraordinaria influencia en la cultura de la Antigüedad y su influjo ha llegado a nosotros.
La doctrina de Platón (427-347), discípulo de Sócrates, se basa en el dualismo del mundo natural y el ideal. La materia es una copia imperfecta del mundo eterno e inmutable de las ideas, presidido por la idea del bien. En la República planteó su teoría del Estado ideal, a la vez aristocrático y colectivista, regido por filósofos.
La doctrina de Aristóteles (384-322), discípulo de Platón y, a su vez, preceptor de Alejandro Magno, se basa en la distinción entre materia y forma: la materia da realidad a cada ente individual, pero las formas son universales y pueden ser captadas mediante la abstracción, lo que hace posible el conocimiento científico.
5.3. CIENCIA.
Como derivación de la filosofía se desarrolló la ciencia, con el médico Hipócrates, los geógrafos Estrabón y Ptolomeo, los astrónomos Hiparco y Ptolomeo (el mismo geógrafo anterior, autor de la teoría geocéntrica que sitúa a la Tierra como centro del Universo), la historia de Heródoto y Tucídides (Historia de la guerra del Peloponeso). También crecieron las matemáticas (Pitágoras, Euclides), la física (Arquímedes) y la biología (Aristóteles y Teofrasto).

6. ARTE.
El arte griego es un arte del hombre, medida de todas las cosas. La técnica es excelente, basada en la repetición de modelos, constantemente perfeccionados, que en arquitectura será el sistema arquitrabado (dicho también adintelado), con los tres órdenes clásicos del dórico, jónico y corintio. La belleza se basa en la proporción, armonía y simetría. Destacan los templos, los edificios públicos de la administración y la vida pública (teatros, buleuterion, stoas, gimnasios, estadios), la escultura de temas humanos, la pintura (de la que nos quedan pocos restos) y la cerámica pintada.
El arte griego evolucionó desde la rigidez del arte arcaico, hasta la perfección ideal de la época clásica y culminó en el realismo del periodo helenístico.

Acrópolis de Atenas, sede de los principales templos de la ciudad,

El Partenón, el principal templo de Atenas.


II. LA CIVILIZACIÓN ROMANA.
INTRODUCCIÓN.
Roma, una pequeña ciudad del centro de la península itálica, conquistó y dominó todas las tierras que rodean el mar Mediterráneo, constituyendo un imperio de una extensión sin precedentes, desde el desierto de Arabia y los montes del Cáucaso hasta la península Ibérica, y desde el desierto africano hasta Britania y los ríos Rin y Danubio. Roma dotó a toda esta diversidad de pueblos de un alto grado de unificación política, social y cultural. A través de este proceso de romanización, estos territorios se integraron, en mayor o menor grado, en un marco de civilización común.
La historia de Roma arranca con la mítica fundación de la ciudad en el 753 aC y acaba con la caída del Imperio de Occidente en el 476 dC. La influencia de Roma sobrevivió a su poder político, dejando su huella incluso en algunos de los factores que provocaron su desintegración como el cristianismo y los pueblos germánicos.
En Hispania (España), uno de los territorios donde dejaron más huella, los romanos nos legaron un extraordinario patrimonio arqueológico, el idioma (el castellano, el catalán y el gallego son lenguas procedentes del latín), la estructura urbanística (la mayoría de las ciudades se fundaron entonces), el derecho e incluso la red básica de carreteras.

1. LA HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN ROMANA.
1.1. LOS ORIGENES DE ROMA: LA MONARQUÍA.
Los datos que conocemos sobre el origen de Roma están envueltos en la leyenda. La ciudad de Roma se fundó en el 753 aC y sus primeros habitantes fueron pastores y agricultores que habitaban las colinas de la orilla izquierda del río Tíber y que se confederaron en la liga de las Siete Colinas. Eran una tribu de ítalos, los latinos, a los que pronto se sumarán los sabinos, estableciendo poco después una monarquía alternativa (el mito de Romulo y Remo), hasta que son conquistados por los etruscos en el siglo siguiente.
Los etruscos marcaron con su influencia el urbanismo, el arte, la sociedad y las instituciones romanas. Los reyes etruscos, vitalicios pero no hereditarios, controlaban el ejército, administraban la justicia y eran la máxima autoridad religiosa. Ampliaron el territorio, construyeron una sólida muralla (los llamados muros servianos, por el rey Tulio Servio), edificios de piedra, alcantarillado (Cloaca Máxima)...



 
Mapa de las siete colinas de la Roma Antigua.


1.2. LA REPÚBLICA.
Los abusos de la dominación extranjera de los reyes etruscos provocaron la sublevación del pueblo romano y la proclamación de la República en el 509 aC, concediendo la suprema autoridad al Senado, encarnación de la aristocracia.
Las instituciones republicanas.
En los siglos siguientes las instituciones se fueron adaptando flexiblemente, a medida que el territorio y la población aumentaban y la sociedad se hacía más compleja.
El Senado es la institución básica del gobierno romano. El Senado fue variando en su composición y funciones, al principio casi totales. Generalmente lo componían 300 patricios, elegidos por cooptación.
Los magistrados principales eran los cónsules (dos, con poderes ejecutivos), los pretores (con poder judicial y administrativo), los cuestores (con poder administrativo sobre la economía) y los censores (con poder sobre el censo de ciudadanos y sobre las costumbres). El dictador asumía todos los poderes por tiempo de un año cuando las circunstancias políticas eran muy peligrosas por invasiones o guerras.
Los plebeyos consiguieron entre los siglos IV y III aC plenos derechos políticos y civiles, entre ellos la elección del tribuno de la plebe (un magistrado que defendía sus intereses con el derecho de veto), una ley común para todos (la ley de las Doce Tablas), el acceso a las magistraturas y al consulado, la abolición de la esclavitud por deudas, y la legalización del matrimonio de los patricios y plebeyos.
La expansión.


El republicano es un periodo de gran expansión territorial: gracias a la fuerza del ejército popular integrado por legiones de soldados que eran pequeños propietarios con derechos políticos, una hábil diplomacia y la energía del núcleo dirigente, se conquistan gradualmente Italia, Macedonia y Grecia (que se convierte en provincia tras la destrucción de Corinto en 146, mientras que Atenas es tomada en 86), la costa del Mediterráneo Occidental con las victorias en las tres guerras púnicas contra Cartago (la primera en 264-241; la segunda, sobre todo contra Aníbal, en 218-201; la tercera en 146), la ciudad siciliana de Siracusa (212), la larga conquista de Hispania (212-25), la rápida anexión de la Galia con Julio César h. 50, el Asia Menor en los dos siglos siguientes al tratado de Apamea con Antioco III (188) y tras la victoria contra Mitrídates de Ponto, la toma de Siria (64) y, al final de la guerra civil la conquista del Egipto de Cleopatra (31)...
No fue una conquista de ritmo continuo, pues a menudo prevalecían tendencias aislacionistas, pues por ejemplo, el Senado aceptó a regañadientes la donación de Pérgamo por Atalo III en 133 e incluso rechazó la de Egipto por Ptolomeo Alejandro I en 88, pero finalmente triunfaron los intereses del partido expansionista compuesto por senadores y caballeros de actividades comerciantes y financieras. En 44 aC, a la muerte de Julio César, Roma controlaba el Mediterráneo, ya directamente o a través de su influencia en los gobernantes nativos. Sólo el imperio de Partia (en el Irán actual) era un contrincante grande e independiente.
Como resultado un enorme botín en oro, plata o esclavos enriqueció a Roma, convertida en el gran centro comercial y financiero del Mediterráneo.
En este proceso aumentó la diferenciación social, con una clase senatorial poseedora de grandes latifundios, una clase media de caballeros (equites) dedicados a la actividad comercial y financiera, una amplia clase baja de campesinos, a menudo arruinados por las guerras y que entonces se dirigían a la capital para vivir del reparto gratuito de alimentos y, por último, una inmensa masa de esclavos, que eran la principal fuerza de trabajo en la ciudad.
Los esclavos no eran considerados personas sino cosas, propiedades o mercancías, que no podían contraer matrimonio, aunque después pudieron elegir compañera entre las esclavas y vivir en un régimen matrimonial llamado contubernium. Realizaban todo tipo de trabajos: doméstico, agrícola, artesanal... Los esclavos que conseguían la libertad eran llamados libertos, y constituyeron una gran parte de la amplia clase media.
La revolución social agraria de los hermanos Graco (133 y 121 aC), apoyada por los campesinos sin tierras, terminó en un sangriento fracaso y abrió paso a las luchas civiles entre los principales generales del ejército (el nuevo sujeto político dominante) para conseguir la primacía política. Los itálicos se convierten en ciudadanos romanos en 89 aC, tras la guerra itálica que hicieron para conseguir sus derechos. Las rebeliones de los esclavos, varias de las cuales estallaron en Sicilia, aunque la más peligrosa lo hizo en Italia, comandada por Espartaco, fueron reprimidas ferozmente.
La crisis republicana.
En el siglo I aC la forma republicana de gobierno entra en crisis, debido a que la gran extensión del dominio romano y la diversidad de intereses sociales impedían un gobierno consensuado como el republicano. Así aparecen los sucesivos triunviratos y las sucesivas guerras civiles entre Mario y Sila, Pompeyo y César, Antonio y Octavio, desapareciendo en el -27, cuando César Octavio es nombrado Augusto por el Senado, iniciándose así el Imperio.
1.3. IMPERIO ROMANO.
Augusto.

El Imperio fue aceptado mal por la clase senatorial, pero fue muy apoyado por la clase de los caballeros y las masas populares, cansadas de la continua guerra civil y del caos político, y que aspiraban a subir en la escala social. Augusto reunió en su persona los cargos de emperador, cónsul, tribuno de la plebe, pontífice máximo... Su poder se asentaba sobre el apoyo de la clase senatorial, los caballeros y el ejército (unos 300.000 soldados).

Mapa de la expansión de Roma.


La nueva expansión.
La expansión de Roma durante el Imperio hasta el 117 (Trajano) fue rápida y enorme, hasta configurar uno de los mayores imperios de la Historia, asimilando muchos aspectos de las civilizaciones sometidas o vecinas, en especial de los etruscos y de los griegos. El mundo clásico será la fusión de las civilizaciones griega y romana, evolucionando a un modelo propio y original: Roma será el pilar de la cultura occidental en el derecho, lengua, artes...
Las ciudades eran la institución fundamental, con una gran autonomía real, con un derecho común que fue universal con la extensión de la ciudadanía romana con Caracalla en 212. El poder del Senado fue declinando a medida que se afianzó la supremacía del emperador. Los cargos públicos republicanos se mantuvieron, aunque generalmente monopolizados por el emperador y sus partidarios, con lo que los cargos de cónsul y senador se extendieron a los provinciales.
La agricultura fue la principal fuente de riqueza: trigo, vid, olivo, frutales. El comercio de trigo, vino y aceite era muy importante en el abastecimiento de Roma, las ciudades y las guarniciones militares. La minería se desarrolló en muchos lugares. La moneda de oro (áureo) y de plata (sestercio, denario), permitió intercambios seguros. Las vías de comunicación (calzadas, puertos marítimos) unían todo el Imperio. El comercio puede estudiarse con los restos de cerámica y vajillas, que se han encontrado hasta en China, donde se compraba la seda. La mayor parte de los productos pesados se transportaba por mar y sólo los productos livianos por las vías terrestres, que se dedicaban más al transporte de personas y ganado.
El régimen económico-laboral se basaba en la esclavitud, que entró en crisis durante el siglo II, al acabarse las guerras fáciles de conquista. Al mismo tiempo comenzaron las epidemias, los costos de las guerras fronterizas con los germanos y persas, la desorganización interior por las guerras civiles...
La evolución del Imperio.
El periodo de máximo auge del Imperio se dio con los Julio-Claudios (-31 a 68, con Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón), los Flavios (68-98, con Vespasiano, Tito y Domiciano), los Antoninos (98 a 180, con Nerva, Trajano, Adriano, Pío Antonino, Marco Aurelio y el decadente Cómodo). Estos protagonizaron la expansión a todos los confines (hasta el desierto del Sahara, el Éufrates, el Danubio y el Rin, el norte de Britania) y después de ellos no hubo más conquistas. Los Antoninos configuran el periodo de Oro de la civilización romana, con sus más altas cotas de expansión exterior, paz, estabilidad y prosperidad interior.
1.4. LA CRISIS TARDORROMANA.
Las causas de la crisis se resumen en que se habían alcanzado los límites económicos del esclavismo, la insuficiencia de la moneda, la crisis financiera de la ciudad, la concentración latifundista, la crisis religioso-cultural, la debilidad institucional del imperio, la militarización de la vida política y las continuas guerras civiles entre los candidatos a emperador.
Después de alcanzar su apogeo durante el siglo II, el Imperio sufrió una lenta decadencia desde Cómodo, con una sucesión de emperadores que conseguían el poder gracias a su condición de victoriosos generales del ejército, iniciada con Septimio Severo y su dinastía de los Severos (192-235) y seguida por un periodo de anarquía militar (235-285), con algún emperador notable (Aureliano), hasta que Diocleciano estableció la tetrarquía (un reparto del imperio en cuatro partes, 285-312) y después Constantino (312-337) restablecieron cierta solidez institucional.
Constantino basó su dinastía en el apoyo del ejército y del cristianismo (313), que se convirtió después en la religión oficial. Su otra gran novedad fue el traslado de la capital a Bizancio (que se rebautizó como Constantinopla), en el paso entre Europa y Asia.
Pero los crecientes gastos militares llevaron a una terrible presión fiscal, que agotó al Imperio. En este siglo se consolida la barbarización del ejército: numerosos germanos se alistan como mercenarios al tiempo que pueblos enteros (como los godos) pasan la frontera y reciben tierras a cambio de prestar el servicio militar.
Había entonces una gran diferencia en el Imperio entre la parte occidental, menos rica y poblada, con la lengua latina, y la parte oriental, de lengua griega, que al final derivaron en la división del Imperio, que perduró unido hasta el 395, cuando Teodosio lo reparte entre sus hijos Arcadio (Oriente) y Honorio (Occidente), mientras los pueblos bárbaros de Germania invaden y asolan el Imperio de Occidente, hasta la fecha crucial de 476 (desaparición del Imperio de Occidente, al ser depuesto el joven Rómulo Augustulo).
La parte oriental mantuvo su prosperidad y unidad, posibilitando el desarrollo del Imperio bizantino y el breve periodo de reconstrucción del dominio mediterráneo con Justiniano en el siglo VI.

2. SOCIEDAD.
2.1. LA DIVISIÓN SOCIAL.
Es una sociedad muy estructurada, con fuertes diferencias. Fundamentalmente había tres clases sociales: los patricios, los plebeyos y los esclavos.


La clase social de los patricios se dividía en tres órdenes: senatorial, ecuestre y decurional.
En la cúspide político-social está el orden senatorial, de grandes propietarios agrícolas, cuyas quintas laboran muchedumbres de esclavos. Dominan el Senado y de sus filas salen casi rodos los magistrados y emperadores.
Sigue el orden ecuestre de los equites (caballeros), que dominan las finanzas públicas y el comercio.
El orden decurional está compuesto por la nobleza local de Italia y las provincias. La mayoría son medianos propietarios agrícolas.
Sigue la clase social de los plebeyos, dividida en numerosos grupos por su riqueza, su actividad y su procedencia. El grupo más elevado es el de la amplia clase media de medianos y pequeños propietarios agrícolas, comerciantes, artesanos, funcionarios. Por debajo, está un amplio proletariado urbano, a menudo desempleado, que vive de la beneficencia pública, la artesanía y el comercio a pequeña escala. La mayor parte de la población es campesina, asentada en unas pequeñas fincas de propiedad privada. El grupo de los libertos (esclavos manumitidos), se mueven entre los grupos anteriores, con una gran movilidad social.
Por último, la clase social de los esclavos, los parias de la sociedad, casi sin derechos, sometidos a una dura opresión, sin otra esperanza que la manumisión (por concesión o pago), la huida o la rebelión.
La condición de las mujeres era algo mejor que en la civilización griega, pues gozaban de mayor libertad en la vida cotidiana, pero tampoco gozaban de derechos políticos y estaban tuteladas legalmente por un varón.

2.2. LAS CIUDADES.


La civilización romana creó un modelo de ordenación urbana inspirado en las ciudades helenísticas y en la estructura del campamento militar romano. Se trataba de un recinto cuadrado o rectangular protegido por una muralla. La ciudad se articulaba a partir de dos calles principales, eldecumanus (este-oeste) y el cardo (norte-sur), al final de las cuales se abrían puertas de acceso a la ciudad.
Las vías secundarias también se cruzaban perpendicularmente, creando manzanas donde se edificaban las viviendas, sean domus (unifamiliares) o insulae (bloques de pisos). Las calles estaban bien pavimentadas y tenían aceras. Existía una red de alcantarillado que recogía las aguas residuales.
En el cruce de las calles principales se situaba el centro económico y administrativo de la ciudad: el foro, que se trataba de un recinto en el que estaban situados los edificios públicos y religiosos más importantes de la ciudad: consejo y oficinas municipales, tribunales, templos, tiendas del mercado... Los lugares de recreo eran el anfiteatro, el circo, el teatro, las termas, las bibliotecas... Casi siempre había arcos de triunfo en homenaje a algún personaje o hecho importante. El abastecimiento de agua potable a las ciudades se hacía mediante acueductos. Las comunicaciones se aseguraban con puentes, calzadas, túneles y puertos.
Roma, la ciudad más grande del imperio, con más de un millón de habitantes en el siglo II, se había fundado como una ciudad irregular y nunca pudo estructurarse según este modelo regular, que sí se extendió por el Imperio, en un sinfín de ciudades, que marcaron la historia urbanística posterior.

3. ECONOMÍA.
Era una economía agraria, pero dominada por las ciudades que actuaban como los centros de administración, mercado y producción artesanal.
La esclavitud aporta la mano de obra para los sectores más dinámicos, pero este sistema basado en la intensidad humana y no en la técnica se agotará cuando lo hagan las reservas de mano de obra esclava, siempre menos productiva que la libre, al acabarse las grandes guerras de conquista.
La agricultura se basa en la triada mediterránea: trigo, vid y olivo, junto a la cebada, cáñamo, lino... Se difunden nuevos cultivos. Se desarrollan nuevas técnicas: barbecho de tres hojas, avanzado instrumental, regadíos... Los esclavos trabajan los campos de los grandes propietarios, que arruinan a muchos pequeños propietarios. Finalmente, el sistema agrario entrará en crisis por su incapacidad de aumentar la productividad y por la concentración de la propiedad en latifundios, que eran cultivados no por esclavos sino por colonos, bajo duras condiciones de arrendamiento.
La minería se expande: canteras para los materiales de construcción; minas de oro, plata, hierro, cobre, estaño, plomo, mercurio. Hispania destaca por su riqueza minera. La mano de obra también era esclava.
La producción industrial se diversifica en una artesanía de tipo familiar y otra en serie con mano de obra esclava. Destaca la construcción, la textil, la salazón de pescado, la metalurgia, la orfebrería, la cerámica, el papiro (Egipto).
El comercio es muy activo a lo largo del Mediterráneo, beneficiado por la unión política, la seguridad marítima y los puertos, y las buenas calzadas. Destaca el comercio de trigo (con suministros de África, Egipto, Sicilia), vino (Grecia), aceite (Hispania, África), pescado salado (salmuera), tejidos de lana y lino, esclavos y animales exóticos, y el comercio con el Lejano Oriente, a cambio de seda y especias, que empero fue una sangría lenta y continua de plata y oro, lo que dificultó a largo plazo la eficacia de la economía monetaria. Plinio se quejaba en el siglo I dC de que las importaciones de la India costaban a Roma 550 millones de sestercios cada año, drenando la disponibilidad de moneda de plata (la más apreciada en Oriente).
Se desarrollan las finanzas, gracias a la moneda estable del denario de plata y el áureo de oro, y la intensa vida urbana.
Pero en época tardorromana la crisis financiera y fiscal hundió la economía, agobiando a las clases productoras con altos impuestos. La moneda se devaluó, con emisiones de cobre y bajas de ley (el denario de plata, purísimo en el siglo I, tenía sólo un 2% de plata h. 250). Las clases sociales se consolidaron mediante normas legales, que impedían la movilidad social. Las ciudades decayeron y la sociedad se ruralizó, entrando en una decadencia irrefrenable. El Imperio Romano cayó no por las invasiones sino por sus problemas internos.

4. RELIGIÓN.
4.1. LA RELIGIÓN PAGANA.
 La religión era fundamental en la vida de Roma. Es una religión ritual, con sacerdotes de varias funciones: pontífice, vestales, augures, arúspices, duumviros. Pero no es una clase sacerdotal separada de la sociedad civil y su importancia siempre fue menor.
La religión tomó de Grecia los dioses (cambiando; por ejemplo Zeus se convirtió en Júpiter), junto a infinidad de dioses locales y los propios emperadores divinizados. La religión romana siempre acogió a los nuevos dioses, con un espíritu ecléctico y abierto, con los métodos de la evocatio y lainterpretatio. Tenemos que esperar a la aparición de las religiones monoteístas para encontrar un rechazo institucional a unas religiones que ponían en peligro las bases de la civilización romana.

Equivalencia de los dioses griegos y romanos (en azul).

Al principio era animista, con una trinidad suprema: Júpiter, Marte y Quirino, convertida por influencia etrusca en Júpiter, Juno y Minerva, junto a deidades de lugares sagrados (numina) y del hogar.
Durante el Imperio se difundió el culto al emperador, que era el pontífice máximo de la religión oficial pero también encarnación divina del Estado, y asimismo se expandieron los cultos de los misterios. Se distingue un culto estatal público y un culto familiar privado, con los manes de los antepasados, los penates de las provisiones y los lares de los campos y hogares.

4.2. LA APARICIÓN DEL CRISTIANISMO.
A partir del siglo I dC se difundieron en la sociedad romana algunas religiones orientales, como el mitraísmo, maniqueísmo y judaísmo, que intentaban dar una respuesta más espiritual y menso ritual a la incertidumbre de qué hay más allá de la muerte y a la influencia del mal sobre el hombre.
El cristianismo fue la religión oriental que más arraigó, sobre todo entre las clases bajas, dado que el Nuevo Testamento (la segunda parte de la Biblia) presentaba la pobreza como una virtud y aseguraba una vida mejor después de la muerte. Los apóstoles extendieron la nueva religión por todos los confines del Mediterráneo ya en el siglo I, Pedro entre los medios judíos y Pablo entre los gentiles. Pero esta religión fue considerada un peligro para el Imperio porque no se reconocía la divinidad del emperador ni el politeísmo que era esencial para el sistema, y algunos emperadores decretaron persecuciones sistemáticas para eliminarla (la primera con Nerón en 64 y más tarde Trajano, Antonino Pio, Decio hasta llegar a Diocleciano. Sin embargo, las persecuciones fueron ineficaces. La Iglesia cristiana tenía cada vez más influencia social, sobre todo en las ciudades, mientras que en las zonas rurales sólo tenía presencia en Asia.
El fin del paganismo llegó con la victoria del cristianismo en el siglo IV. Los grandes momentos de esta victoria fueron el Edicto de Milán (313) promulgado por Constantino, que garantizaba la libertad de culto cristiano después de tantas persecuciones que había sufrido; el Concilio de Nicea (325), que organizó la Iglesia y unificó el culto y la doctrina contra el arrianismo y el Edicto de Tesalónica (380) promulgado por Teodosio I, que prohibió el culto pagano, declarando al cristianismo religión oficial y única del imperio. Se acabaron entonces los Juegos Olímpicos y se cerraron la Academia y el Liceo de Atenas. En menos de un siglo el cristianismo había pasado de religión oprimida a religión opresora.

Crismón, un símbolo paleocristiano.

5. CULTURA.
5.1. LITERATURA.
La literatura griega influyó decisivamente en los inicios de la literatura latina, con los autores teatrales Ennio, Plauto y Terencio.
El latín se convirtió en la lengua culta de Occidente, unificado mediante la educación, la administración y el comercio; mientras, el griego mantenía su prestigio en Oriente.
Historiadores como Julio César, Tito Livio y más tarde Tácito son maestros del latín. El poeta Cátulo da paso a la época clásica, en el imperio de Augusto, con grandes poetas como Virgilio, Horacio y Ovidio. Destacan después los hispanos Séneca, Marcial, Quintiliano. Después viene una larga decadencia, salvo en los historiadores.
5.2. FILOSOFÍA.
La filosofía sigue las pautas de la filosofía helenística. Entre las escuelas destacan la socrática (Cicerón), epicúrea (Lucrecio), estoica (Seneca) y neoplatónica (Plotino).
5.3. CIENCIA Y TECNOLOGÍA.
En ciencia se recogió la herencia griega pero se hicieron pocas innovaciones. En la medicina destaca Galeno.
Mayor es el avance tecnológico. Se desarrolló la ingeniería de construcción naval (barcos más grandes), el hormigón mejoró la construcción y los acueductos el suministro de agua a las ciudades. La cerámica fue producida en serie. La minería se benefició de los nuevos equipos de extracción de agua. La agricultura mejoró con el drenaje e irrigación de los terrenos, y la difusión de los tratados agrícolas de Varrón y Columela. Muchas de estas novedades cayeron en desuso con la crisis final, pero pocas se perdieron definitivamente y la mayoría sobrevivieron a través de la Edad Media.
5.4. DERECHO.
El derecho romano fue una institución fundamental para la vida política y social de Roma. Las primeras leyes fueron las XII Tablas (451-449), la base del derecho civil entre los ciudadanos romanos, que se desarrolló hasta el Corpus Iuris de Justiniano en el siglo VI. Las fuentes de la ley eran la costumbre, la jurisprudencia de los jurisconsultos, los edictos del Senado y del Emperador.
Se distinguió el derecho público y el derecho privado. Una de las grandes conquistas de la civilización romana fue la progresiva extensión del derecho de ciudadanía a toda la población, vigente en 212 mediante el edicto de Caracalla.

6. ARTE.
Es un arte que sigue el modelo griego, sobre todo el helenístico tardío, aunque sin su extraordinaria creatividad.
Es un arte funcional, que busca ante todo la utilidad.
La escultura es realista, destacando en el retrato y el relieve narrativo, con historias de los emperadores.

Panteón de Roma, el principal templo de la ciudad.

El Coliseo, el principal anfiteatro de Roma, dedicado sobre todo a combates de fieras y gladiadores.

Arco triunfal de Tito, en Roma.

Acueducto de Segovia.

La arquitectura destaca por la variedad tipológica: templos, palacios, basílicas civiles, circos, anfiteatros, teatros, bibliotecas, termas, acueductos, arcos triunfales, columnas triunfales, mercados..., en los que se utiliza un sistema mixto que funde el arquitrabado y el abovedado (arco, bóveda, cúpula).
La pintura, de la que apenas nos quedan unos restos en Pompeya, es fundamentalmente decorativa. El mosaico nos ofrece obras de extraordinaria calidad.
El arte romano, tras una época de auge en los siglos I y II, entrará en una grave decadencia, hasta devenir en el arte paleocristiano.